De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés … Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
(Josué 11:15, 23)
Josué 11 nos cuenta cómo los pueblos del norte de la tierra se unieron bajo el mandato de Jabín, el rey de Hazor, para pelear contra Israel. Dios nos dice que “salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra”. Pero esta confederación de pueblos también estaba condenada a ser derrotada por Josué. Una y otra vez leemos como Josué obtuvo victoria tras victoria, hasta tomar toda la tierra, y la tierra descansó de la guerra.
Sabemos que Josué es figura de nuestro Señor Jesucristo. Él es Aquel que tiene todo poder, el glorioso Vencedor sobre todo enemigo. La Escritura nos habla y revela muchas cosas acerca de Él. Él es Aquel ante quien se doblará toda rodilla, tanto de seres celestiales como terrenales e infernales (Fil. 2:10). Él debe poseer el primer lugar en todo. “Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col. 2:15). Las huestes celestiales un día cantarán su alabanza, y la suya sola. Todo lo que poseemos, lo tenemos en Él, por lo que Él es y lo que ha hecho: ¡la gloriosa obra del Calvario! Mientras tanto, esperamos el momento de entrar en su descanso.
Eugene P. Vedder, Jr.
Suyo sea el nombre del Vencedor / Quien solo batalló;
No es de sus santos el honor, / Pues la victoria, Él la ganó.
Él venció el poder de Satán / Hecho pecado, el pecado quitó;
Puesto en una tumba, allí también venció
Y de la muerte su aguijón sacó
S. W. Gandy