El Señor Está Cerca

Sábado
11
Septiembre

Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.

(1 Corintios 11:26)

La cena y el regreso del Señor

Dios ha reavivado en su pueblo la esperanza del regreso del Señor. No se puede ignorar que esto ha estado ligado con la restauración de la verdad de la mesa del Señor. Y debía ser así. El Señor mismo ha asociado estas dos cosas de forma inseparable: la verdad de su mesa y la de su venida.

Estos testigos han partido para estar con Cristo, y sus antorchas han sido puestas en nuestras manos. ¿Realmente esperamos el regreso de nuestro Señor? ¿Es esta la perspectiva constante de nuestra alma? Así como alguien puede leer las Escrituras, asentir a la verdad de que todos son pecadores culpables, y sin embargo jamás tomar tal lugar para sí mismo delante de Dios, de la misma manera es posible sostener la doctrina de la segunda venida de Cristo sin ser influenciado por ella. Necesitamos examinarnos en este asunto. ¿Vivimos en el poder que nos otorga la expectativa de pronto ver a nuestro Señor? ¿Consideran diariamente nuestras almas esta esperanza bienaventurada? ¿Gobierna nuestras accio­nes y moldea nuestra conducta? ¿Nos separa del mundo, mostrán­donos la vanidad de sus honores, hábitos y métodos?

Pablo pudo escribir: “en todo lugar vuestra fe en Dios se ha exten­dido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Ts. 1:8-10). ¿Se puede decir lo mismo de nosotros? ¿Proclama nuestra conducta que no tenemos lugar de descanso aquí, que solo somos peregrinos que esperan que nuestro Señor nos venga a bus­car? ¿Proclaman nuestros hogares esta bendita verdad? En una sola pregunta: ¿es este el testimonio de nuestras vidas, de nuestro andar y nuestros caminos?

E. Dennett

arrow_upward Arriba