Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, usaron de astucia … Los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová. Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida … Josué los destinó aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy.
(Josué 9:3-4, 14-15, 27)
Temiendo por sus vidas, los moradores de la ciudad hevea de Gabaón decidieron tratar de hacer alianza con Israel. A diferencia de Rahab, que había reconocido que Jehová era “Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” y había descansado en su misericordia, los gabaonitas actuaron con astucia. Ellos se acercaron con vestidos y zapatos viejos, pan mohoso y cueros viejos de vino, y les dijeron a los israelitas que venían de un país muy lejano, y que cuando comenzaron su viaje, todo eso estaba como nuevo.
Sin pedirle dirección al Señor, Josué y los príncipes de Israel entraron en una alianza solemne para dejarlos vivir. Tres días después, los israelitas se dieron cuenta con quien habían hecho esta alianza. Entonces el pueblo murmuró contra sus príncipes y estaban dispuestos a matar a los gabaonitas, pero Josué y los príncipes los detuvieron, recordándoles que no podían tocarlos, pues habían jurado un pacto de paz en el nombre de Jehová el Dios de Israel.
Los gabaonitas le habían dicho a Josué: “Nosotros somos tus siervos”. Así que sus vidas fueron perdonadas, ¡pero serían siervos de Israel para siempre! Debían ser leñadores y aguadores. Pero, en los maravillosos tratos de Dios, ellos no solamente harían esto para la congregación de Israel, sino también “para el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese”. Los nethineos, o sirvientes del templo, que valoraban el privilegio de poder servir a Dios, y que años después volvieron del exilio en Babilonia, eran descendientes de estos gabaonitas.
Eugene P. Vedder, Jr.