El Señor Está Cerca

Sábado
14
Agosto

Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá.

(Proverbios 19:21)

Dios inclina el corazón del rey (2)

Por medio de la inspiración del Espíritu Santo, Salomón nos muestra que el corazón del rey está en la mano del Señor como los repar­timientos de las aguas, y que Él lo inclina a la dirección que quiere (Pr. 21:1). El versículo de hoy extiende nuestra meditación sobre este tema: cuando se trata de los gobernantes de este mundo, hay un refrán que dice: «El hombre propone, pero Dios dispone». Los hombres tienen sus planes, pero Dios lleva a cabo sus consejos después de todo.

Consideremos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. César Augusto, el emperador romano, decidió aumentar los impuestos, pero para hacerlo, decretó que se realizara un censo a todo el mundo habitado (Lc. 2:1 LBLA). El gran Augusto no tenía idea que 500 años antes de su decreto, el profeta Miqueas había predicho que Cristo nacería en Belén de Judea (Mi. 5:2). Belén era la ciudad natal del rey David, de hecho, es llamada la ciudad de David. Es por eso que, ante el decreto del César, María y José tuvieron que via­jar de Nazaret a Belén—ellos eran descendientes directos de David y, por lo tanto, debían viajar a la ciudad de sus antepasados para el censo. César Augusto tenía un plan, ¡pero era en pleno cumpli­miento del propósito de Dios!

Finalmente, consideremos el hecho de que los gobernantes de este mundo tienen muchos planes en mente para traer paz y seguri­dad a sus sociedades. Sin embargo, sabemos que, en un futuro cer­cano, una gigantesca crisis económica y política precipitará even­tos que culminarán en la manifestación de la bestia romana. Los reyes de los días postreros someterán su poder a este hombre. Sin embargo, leemos: “Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que Él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia” (Ap. 17:17). Seamos pacientes mientras esperamos la venida de nuestro Señor. Él está en control y nada sucederá sin que sea su voluntad.

Brian Reynolds

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