Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
En la balanza del Señor, las dos blancas de esta viuda pobre pesaron muchísimo más que todas las otras ofrendas puestas juntas. Comparativamente, es fácil dar decenas, centenas y miles de lo que hemos acumulado, pero no es fácil negarnos lo único que poseemos. Esta mujer dio para la casa de su Dios todo lo que tenía para vivir. Esta acción la puso, por así decirlo, en un parentesco moral con el mismo Señor.
¿Por qué el Espíritu Santo se tomó el cuidado de decir “dos blancas, o sea un cuadrante”? ¿Por qué no simplemente decir: «Ella echó un cuadrante»? Eso no habría revelado el verdadero punto en todo esto: la exquisita belleza y realidad de un corazón completamente consagrado. Si hubiera tenido todo en una sola unidad, entonces sus opciones eran darlo todo o nada. Pero al tenerlo en dos unidades, ella tuvo la opción de quedarse con la mitad. Y, sinceramente, la mayoría de nosotros consideraríamos que dar al Señor la mitad de todo lo que uno posee ya es una consagración extraordinaria. Sin embargo, el corazón de esta viuda pobre estaba completamente consagrado a Dios. Sus propios intereses estaban fuera de la ecuación cuando ella dio todo lo que tenía para vivir en beneficio de aquello que, para su corazón, representaba la causa de su Dios.
Los que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas, ¡cuán poco discernían que el mismo Señor de gloria los estaba observando! ¡Lejos de sus pensamientos estaba el ser examinados por Aquel cuyos ojos penetran hasta lo más profundo del corazón, discerniendo sus intenciones! Es bueno recordar que Jesús estaba “sentado frente al arca de la ofrenda”. Su vista no estaba puesta en la colecta, sino en el corazón. No pesa la cantidad, sino el motivo. Para nosotros debería ser una alegría inmensa el responder, recordando que Él ama al dador alegre, pues eso es justo lo que Él es.
C. H. Mackintosh