El Señor Está Cerca

Sábado
31
Julio

El efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.

(Isaías 32:17)

La justicia y la paz

Paz es una de las cosas que este mundo busca con desesperación. Hay malestar entre países, hay agitación dentro de cada país, hay inquietud en el lugar de trabajo, y hay intranquilidad en las familias. La administración injusta de gobiernos corruptos, así como el abuso contra los trabajadores de parte de quienes tienen mucho dinero, han generado malestar, e incluso revolución, a lo largo de este mundo (Stg. 5:1-4; cf. 4:1-3). Sin duda alguna, la razón subyacente de esto es la naturaleza pecaminosa del hombre (Ro. 3:17-18).

El versículo de hoy dice: “el efecto de la justicia será paz”. El profeta mira hacia adelante, al tiempo del reino milenial, cuando reinará el Príncipe de Paz. Pero lo que debemos considerar muy cuidadosamente es que la paz será el “efecto” u “obra” (LBLA) de la justicia. El “efecto de la justicia" será quietud. Debemos tener esto en consideración. Un tema común de los profetas es que el reino de Cristo será absolutamente justo (Is. 11:5). Escrito está: “El juz­gará a tu pueblo con justicia … Los montes llevarán paz al pueblo” (Sal. 72:2-3). Consideremos nuevamente el orden: primero justicia, y entonces paz. Vemos esto mismo en el misterioso Melquisedec, cuyo nombre y titulo significa: “Rey de justicia” y “Rey de paz” (He. 7:2). Este personaje sacerdotal es un tipo del Señor Jesús, el Sacerdote de Dios y el Rey de Dios, quien establecerá y mantendrá primeramente la justicia, y luego la paz durante el milenio. El reino justo de Cristo, el verdadero Melquisedec, finalmente traerá paz a este pobre mundo.

¡Pero es igual para nosotros hoy en día! Cuando estábamos en nuestros pecados, no éramos justos delante de Dios y no tenía­mos paz (Is. 48:22). Sin embargo, en la cruz Dios trató justamente con nuestros pecados, hemos sido justificados (declarados justos) y ahora podemos, como consecuencia, ¡tener “paz para con Dios” (Ro. 5:1)! Verdaderamente, ahora podemos decir: “la justicia y la paz se besaron” (Sal. 85:10)

Brian Reynolds

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