Estas cosas les he hablado para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo.
(Juan 15:11 RVA-2015)
¡Cristo desea compartir su gozo con nosotros! ¿Cuál era la fuente de su gozo? Él nos dice: “Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón” (Sal. 40:8 LBLA). Su gozo era hacer la voluntad del Padre, hacer lo que agradaba al Padre, incluso si eso significaba sufrir y morir en la cruz.
Entonces, ¿cómo podemos apropiarnos del gozo de Cristo y su deleite? Necesitamos permanecer en Él como hijos obedientes y dependientes. Él dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Jn. 15:4). Ya que Cristo vive en nosotros, todo lo que es suyo, incluyendo su gozo, debe estar en nosotros; pero solamente podemos experimentarlo en la medida que el Espíritu Santo no sea contristado ni apagado. Para que Cristo morando en nosotros sea una realidad, el Espíritu Santo debe tener libertad. Si permanecemos en Él y hacemos la voluntad del Padre, como Él lo hizo, entonces Él podrá mirarnos y sentir satisfacción. Ciertamente, debería tocar nuestros corazones el solo pensamiento de alegrar el corazón de Aquel que, por amor nosotros, se convirtió en el Varón de dolores. Si realmente contribuimos para su gozo, ¡entonces nuestro gozo será completo!
Juan nos dice: “para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido” (1 Jn. 1:3-4). La palabra “comunión” significa «compartir algo en común». De manera que, si realmente vivimos en comunión con Dios y su Hijo, su plenitud de gozo es una de las cosas que compartiremos con Él. Del mismo modo, cuando estamos en comunión con Él, compartimos su gozo por los suyos.
Si hasta ahora hemos conocido poco acerca de lo que a Él le agrada, pidámosle que examine nuestros corazones y nos muestre los obstáculos, ¡para que así nuestro gozo sea realmente completo!
C. C. Gibb