Cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores… y le tomaron y le echaron en la cisterna.
Un hecho asombroso relacionado con la primera venida de Cristo es que Él fue rechazado por su propio pueblo—“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Jn. 1:11). ¡Cuán profundas son las características relacionadas con el rechazo de Cristo que vemos entretejidas en la historia de José! Consideremos algunos detalles en los versículos 23 a 28:
(1) José fue despojado de su túnica de colores—Cristo fue despojado de sus vestiduras cuando estuvo con Pilato, y los soldados echaron suerte sobre ellas en la cruz (Mt. 27:28; Jn. 19:23).
(2) José fue puesto en una cisterna vacía. “No había en ella agua”—Como contraste, Cristo sufrió la ira de Dios por el pecado: “Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí” (Sal. 42:7). La cisterna vacía también puede prefigurar la resurrección.
(3) Los hermanos de José conspiraron para entregarlo a una caravana de ismaelitas que llevaban especias, entre las cuales había “mirra” (esta es su primera mención en la Biblia)—Cristo también fue entregado por los líderes judíos en manos de los gentiles. Las fragancias, especialmente la “mirra” (un símbolo del sufrimiento), son mencionadas tanto en el nacimiento como en la muerte del Señor (Mt. 2:11; Jn. 19:39).
(4) Judá, uno de sus hermanos, pensó: “¿Qué provecho hay en que matemos a nuestros hermano?”, y entonces propuso venderlo a los ismaelitas. Fue su homónimo, Judas, el que vendió a Cristo. El traidor era ladrón y fue consumido por la avaricia.
(5) José fue vendido por “veinte piezas de plata”—Cristo fue vendido por “treinta piezas de plata”, el precio de un esclavo corneado por un buey (Ex. 21:32). ¡Nos asombramos al considerar “la gracia de nuestro Señor Jesucristo”! ¡Sea su santo nombre adorado para siempre!
Brian Reynolds