Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Por sobre todas las cosas, el libro de Apocalipsis nos enseña que el Señor pronto volverá, y que primero lo hará para venir a buscar a su pueblo, y luego para establecer justicia en la tierra. Sé que en la cristiandad, por lo general, se piensa que el Señor volverá para juzgar al mundo. No pongo en duda el hecho de que el Señor juzgará, ni que volverá para tratar con esta tierra; pero déjenme decir algo al respecto: el retorno del Señor, en ese carácter, está relacionado con lo que la Escritura denomina profecía. En el Antiguo Testamento encontramos mucha profecía; sin embargo, tengamos en cuenta que toda la profecía dice relación con la tierra, mientras que la esperanza cristiana se relaciona con el cielo. Ahora bien, el Señor Jesús se ha ido, como Hombre, al cielo, y Él propone tomar a sí mismo a los que le pertenecen.
Lo repito: la esperanza del cristiano no es que la tierra sea corregida, aunque, gracias a Dios, lo será en un futuro; no, la esperanza del cristiano es Cristo mismo, y Cristo a buscar a su pueblo comprado con su propia sangre. ¿Por qué vemos al Señor presentándose a nosotros como “la Estrella resplandeciente de la mañana” en Apocalipsis 22:16? Primero hay que entender que es la estrella de la mañana. No se trata de la luz del día. Jamás veremos que alguien se despierte temprano gracias a la estrella de la mañana.
Lo que despierta a las personas en la mañana es la luz del sol, la luz del día. De manera que lo que vemos en este pasaje es que la esperanza del cristiano es Cristo, que ahora sabemos que está en el cielo como el Salvador, y como Aquel que volverá por su pueblo, y la forma en que seremos llevados es preciosa. La Estrella de la mañana es Cristo para el cristiano vigilante, mientras que el mundo se encuentra sepultado en un profundo sueño.
W. T. P. Wolston