El Señor Está Cerca

Lunes
24
Mayo

Viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacífica­mente.

(Génesis 37:4)

Lecciones de la vida de José (2)—Odiado por sus hermanos

No trataremos de justificar aquí el favoritismo de Jacob hacia José. Sabemos que ese tipo de favoritismo puede tener un impacto nega­tivo en una familia. Sin embargo, Dios, en su soberanía, utilizó las relaciones familiares de José como figura de la relación del Señor Jesús con sus hermanos según la carne, y consideraremos este pasaje sobre esa base. Cuando leemos los relatos del Antiguo Tes­tamento, siempre es importante recordar que estas cosas hablaban de Cristo (cf. Lc. 24:27).

La verdadera raíz del odio de sus hermanos yacía en el amor parti­cular de Jacob hacia él. José tenía una relación única con su padre, y esto generó resentimiento y odio en sus hermanos. Cristo es el “Hijo unigénito”. Esto no dice relación con su nacimiento, sino con su singularidad. Él es el único Hijo y, debido a que confesó al Padre en un mundo alejado de Dios, Él sufrió la enemistad de este mundo.

En este capítulo, leemos en tres ocasiones que los hermanos de José lo aborrecían. Lo odiaban por que su padre lo amaba, por sus sueños y por sus palabras (vv. 4,5,8). Su enojo hacia él era des­proporcionado en relación con el carácter bondadoso de José. En esto, José es un asombroso retrato de Cristo, quien pudo decir: “Sin causa me aborrecieron” (Jn. 15:25). Cuando apacentaba el rebaño con sus hermanos, José le informó a su padre “la mala fama de ellos”. En una ocasión, el Señor Jesús les dijo claramente a sus hermanos: “No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas” (Jn. 7:7). Todo el que hace lo malo odia la luz, y Él era esa luz (Jn. 3:20). Puesto que seguimos las pisadas de Cristo, nosotros también sentiremos la enemistad del mundo (Jn. 15:19).

Brian Reynolds

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