El Señor Está Cerca

Jueves
6
Mayo

Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habi­ten juntos en unidad. Es como el óleo precioso sobre la cabeza … sobre la barba, la barba de Aarón … como el rocío de Hermón.

(Salmo 133:1-3 LBLA Marg.)

El rocío de Hermón (2)

La bendita Cabeza ama a todos sus miembros, y si bebemos de su Espíritu, si aprendemos de Él, amaremos a todos por igual. Pero esto es algo completamente diferente de amar a los demás porque adoptan «nuestra» línea de verdad o «nuestros» puntos de vista particulares. Se trata de Cristo, y no del yo; y esto es lo que se nece­sita para “habitar…juntos en unidad”.

Querido amigo cristiano, este es el gran secreto para una comu­nión armoniosa. Si los hermanos han de habitar juntos en unidad, el “óleo” y el “rocío” deben descender constantemente sobre ellos. Deben vivir cerca de Cristo y estar ocupados con Él para manifestar sus virtudes, y reflejar su bendita imagen. ¡Dios se complace en ver a sus hijos andando en amor! Es Él quien dice: “Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en unidad”.

Ciertamente esto debe mover nuestros corazones a hacer todo lo posible por fomentar esta hermosa unidad. El Espíritu Santo nos exhorta a ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vín­culo de la paz” (Ef. 4:3). Recordémoslo siempre. Es la unidad del Espíritu (no la unidad del cuerpo) la que debemos guardar en el vínculo de la paz. Esto nos va a costar algo. La palabra “solícitos” muestra que no puede realizarse sin sacrificio. Pero Aquel que nos exhorta de manera tan clemente a realizar este servicio, será el que nos suministrará de la gracia necesaria. La unción y el rocío descen­derán de Él, en su refrescante poder, uniendo nuestros corazones en santo amor y permitiendo que nos neguemos a nosotros mismos y abandonemos todo lo que tienda a entorpecer la verdadera armo­nía a la que somos imperativamente exhortados a mantener.

C. H. Mackintosh

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