El Señor Está Cerca

Sábado
17
Abril

Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respon­dió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?

(Génesis 4:9)

Ser guarda de mi hermano

La Biblia enseña que Cristo ha dado dones para la edificación de su cuerpo, la Iglesia. Esto significa que debemos servir unos a otros con el don que hemos recibido de Él, para la gloria del Señor y el beneficio de los demás. Sin embargo, esto no nos limita en nuestro servicio. Aunque no tengamos el don de evangelista, somos exhor­tados a hacer obra de evangelista. Se nos dice que cuando nos reunimos debemos venir preparados y hablarnos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales. También debemos cuidar de nuestros hermanos y hermanas en el Señor, realizando la obra pas­toral, pues somos «guardas de nuestros hermanos».

Se nos dice que si alguien es sorprendido en alguna falta, enton­ces aquellos que son espirituales deben restaurarlo—esta es la obra de un pastor. Este es un servicio maravilloso y más que necesario en el cuerpo de Cristo en la actualidad. Es un servicio silencioso, a menudo imperceptible, pero que no pasa desapercibido para las ovejas descarriadas o dañadas. Es una obra de sacrificio propio, paciencia y persistencia incansable.

En Lucas 15, leemos de un hombre que tenía 100 ovejas, pero que había extraviado una de ellas. Este hombre fue en busca de aquella oveja hasta encontrarla y la trajo de vuelta. Es verdad, este versículo hace referencia al Señor como el Buen Pastor que vino a buscar y salvar a los que estaban perdidos. Sin embargo, esa es la actitud que necesitamos si reamente queremos ver ovejas perdidas de vuelta en el rebaño, o ver recuperadas a las ovejas del Señor que se han descarriado. Vemos en nuestro versículo de hoy que Caín trató de escapar de la responsabilidad de cuidar de su hermano; sin embargo, la respuesta era sí, él era guarda de su hermano. ¡Qué podamos darnos cuenta que nosotros también somos cuidadores de nuestros hermanos y hermanas!

Albert Blok

arrow_upward Arriba