El Señor Está Cerca

Lunes
12
Abril

Llamó entonces David a Salomón su hijo, y le mandó que edifi­case casa a Jehová Dios de Israel. Y dijo David a Salomón: Hijo mío, en mi corazón tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi Dios. Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: no edifi­carás casa a mi nombre … te nacerá un hijo … su nombre será Salomón … El edificará casa a mi nombre, y él me será a mí por hijo.

(1 Crónicas 22:6-10)

Pasando el testimonio (4)

El salmo 132 muestra que desde su juventud, David se había pro­puesto el edificar un templo para el arca del Señor. Cuando David descansó de sus enemigos alrededor, él quiso llevar a cabo este proyecto, pero Dio le dijo que había derramado demasiada sangre y que, por lo tanto, no iba a lograr cumplir el deseo de su corazón. En cambio, Dios escogió a Salomón para esta tarea privilegiada, el cual aún no había nacido en ese momento.

David no guardó ningún tipo de rencor. Hizo lo que pudo para pasarle el testimonio a su hijo. Acumuló grandes cantidades de mate­riales preciosos destinados a la construcción del templo. A medida que Salomón crecía, David le enseñó, recalcándole la importancia de obtener sabiduría, algo que aparentemente no les enseñó a sus hijos mayores. Le inculcó a Salomón el tremendo servicio para el que Dios lo había escogido, y mandó a todos los príncipes de Israel que ayudaran a su hijo en ello. ¿Le inculcamos a nuestros hijos lo que es la voluntad de Dios para sus vidas, tal como nos la ha reve­lado en su Palabra? ¿Acaso no es nuestra responsabilidad hacerlo?

Cuando llegó el momento de su partida, David había ungido a Salomón por rey y lo sentó en su trono; lo animó, reconociendo su sabiduría y confesando algunos de sus propios errores (1 R. 1:43- 48; 2:1-9). Públicamente alentó a Salomón delante de los líderes del pueblo, recalcándole a él y a ellos lo que Dios le había revelado que hiciese (1 Cr. 28 y 29). De este modo, él hizo todo lo posible para facilitar la transición de sus responsabilidades reales a su hijo, quien aún era muy joven, y lo preparó para la obra a la que Dios lo había llamado.

Eugene P. Vedder, Jr.

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