El Señor Está Cerca

Jueves
8
Abril

Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edi­ficó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.

(Génesis 12:8)

Algunos sacrificios en Génesis (10)

Abram había llegado desde oriente y continuaba moviéndose. La fe hace que nos movamos con Dios, pero una falta de fe hará que nos movamos en la dirección equivocada, algo que Abram experi­mentó más adelante. Hai (“montón de piedras”) estaba situada al oriente, apuntando a la región de donde Abram había venido. El oriente representa el mundo idolátrico, un mundo que es un montón de escombros o ruinas a los ojos de Dios. Sin embargo, a otro lado estaba Bet-el, “casa de Dios”. Desde que Dios lo llamó, Abram había aprendido a estar en la presencia de Dios y seguir sus instruccio­nes. También aprendió a ser un adorador, trayendo sacrificios de alabanza delante de Él. Su adoración estaba vinculada al altar, el cual había edificado para ese exacto propósito: acercarse y adorar a Dios con una fe verdadera. En todo esto, Abram es un ejemplo para todo creyente en la actualidad.

Abram se desplazaba como un extranjero y peregrino, viviendo en tiendas. De forma similar, los cristianos somos extranjeros, pues no somos de este mundo, sino que vamos camino a nuestra patria celestial. Abram vivía como peregrino en la Tierra Prometida, la cual, sin embargo, no poseyó, pues estaba a la espera del siglo venidero. De la misma manera, los cristianos sobre esta tierra no tienen una ciudad permanente, sino que buscan la por venir (He. 13:14). Espi­ritualmente hablando, vivimos en tiendas, tal como lo hizo Abram.

Por último, pero no menos importante, Dios desea recibir una res­puesta de adoración, tal como la recibió de parte de Abram en rela­ción al altar que él edificó. “Allí” él invocó el nombre del Señor en oración y adoración, confiando en Él y respondiendo a su llama­miento.

Alfred E. Bouter

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