El Señor Está Cerca

Jueves
25
Marzo

El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

(Apocalipsis 3:1-2)

Los mensajes a las siete iglesias (5) — Sardis

El Señor se presenta a la iglesia en Sardis como el “que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas”. Y sigue siendo cierto que el Señor posee la plenitud de poder, la que aquí es descrita por “los siete Espíritus de Dios”. Sin embargo, por grande que sea la desviación de la verdad, existen aquellos que, simbolizados por las siete estrellas, el Señor utiliza para dar luz celestial a su pueblo. Esto lo vemos en los hombres que Dios levantó durante la «Reforma».

Pero, como siempre, el hombre fracasó en su responsabilidad. El protestantismo, que ante los hombres tenía un “nombre” de defen­der la verdad, se desarrolló a partir de la Reforma. Sin embargo, el Señor tuvo que decir que a sus ojos estaba “muerto”. De hecho, podemos dar las gracias que a través del protestantismo todos podemos tener nuestras Biblias abiertas y que la gran verdad de la justificación por la fe fue reafirmada. Pero para las masas la Biblia se ha convertido en poco más que una letra muerta, y sus verdades no se han recibido con fe personal, por lo que las vidas de las personas no se han visto afectadas. Alguien dijo: «No hay nada más común entre los protestantes que admitir que algo es completamente cierto, pues está en la Palabra de Dios, pero sin tener la intención de actuar en base a ello».

Tal condición solamente puede llevar al juicio del Señor. Sin embargo, hay un remanente fiel, así que entre toda la ortodoxia muerta del protestantismo hay “unas pocas personas” de las que el Señor puede decir que “no han manchado sus vestiduras, y anda­rán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas” (v. 4). En medio de una profesión sin vida, ellos caminaron personalmente con Cristo, y sus nombres se mantendrán en el libro de la vida y se con­fesarán públicamente delante del Padre y sus ángeles.

Hamilton Smith

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