El Señor Está Cerca

Día del Señor
14
Marzo

Apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

(Génesis 12:7)

Cristo revelado por la Palabra de Dios

La adoración necesariamente aguarda la manifestación del Señor; surge del hecho de que Él ha aparecido y el corazón lo conoce tal como se ha dado a conocer. Así fue con Abram, cuando Jehová no solo le habló, sino que también se le apareció: él le edificó un altar.

¿Reconocemos que esto es cierto de nuestro Señor Jesucristo? Esto es precisamente lo que Él mostró a sus discípulos, pero ellos no pudieron comprenderlo. Felipe dijo: “Señor, muéstranos al Padre”, cuando el Señor Jesús les había estado mostrando al Padre en sí mismo durante todo su ministerio aquí en la tierra. Es lo que el Espí­ritu Santo poco tiempo después hizo real, no cuando Jesús estuvo aquí, sino luego de que se hubo ido, para que fuese completamente un asunto de fe. Y los que nunca lo hemos visto, pero hemos creído en Él, también tenemos este gozo. Lo que la Palabra de Dios nos da de nuestro Señor Jesucristo es incomparablemente más de lo que habríamos recibido si lo hubiésemos visto con nuestros propios ojos. ¡Qué maravilloso debió haber sido el verlo y escucharlo mien­tras estuvo aquí! Sin embargo, tenemos muchísimo más de Él en la Palabra que lo que habríamos visto y oído de Él durante su vida y ministerio en la tierra, además no habríamos tenido la Biblia.

Quiero explicar por qué esto es así. ¿Son tus ojos y oídos tan buenos como los de Dios? La Palabra no está basada en las impre­siones de Pedro, Mateo o Juan acerca del Señor, sino que es la completa verdad de Dios. Piensa en la ventaja que poseemos en tener la Palabra de Dios, no solo perfectamente, sino permanente­mente. No somos dejados a la deriva de las corrientes de nuestra memoria, los altos y bajos del corazón, ni a lo que nuestros ojos pueden captar de un momento transitorio. La mente de Dios acerca de Jesús la encontramos completa, imperecedera e inerrantemente en la Palabra de Dios.

“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Col. 3:16).

W. Kelly

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