Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marcheno.
Moisés se topó con un problema. Entonces Dios le preguntó: “¿Por qué clamas a mí?” Moisés le había dicho al pueblo que estuviesen firmes y vieran la salvación del Señor, pero él se sintió demasiado acorralado por el ejército egipcio que venía tras ellos, el Mar Rojo por delante y las montañas a su alrededor. Moisés siguió clamando al Señor en lugar de esperar tranquilamente su intervención. Es incorrecto orar cuando ha llegado el momento de actuar. También está mal actuar cuando es tiempo de esperar y orar. ¿No nos sucede a menudo que nos movemos cuando debemos permanecer quietos, y permanecemos quietos cuando es momento de ir hacia adelante?
Sin duda que los israelitas se preguntaban cómo avanzar. Después de todo, era evidente que el camino por delante de ellos estaba bloqueado por el Mar Rojo. ¿Cómo podrían cruzarlo? Esa era su dificultad, y no había ninguna solución lógica para este aparente callejón sin salida. Sin embargo, Dios jamás ordena algo sin dar la fuerza y la valentía para llevarlo a cabo. Por el modo en que actúa, puede que Dios quiera probar la condición de nuestros corazones, pero quienes están acostumbrados a obedecer sus mandamientos, obtendrán de Él la fuerza necesaria para actuar incluso ante lo imposible. En este caso, Dios utilizó la vara de Moisés para que el pueblo diera su primer paso.
Dios nunca da directrices para un segundo paso sin que primero hayamos dado el primer paso en obediencia y por fe. De esta forma, nos mantenemos en una dependencia práctica de Él, aprendiendo así a confiar en su gracia y en su poder. Cuando todo haya terminado, también estaremos llenos de gratitud y alabanza por lo que Él ha hecho.
¿Qué hizo Israel después de dar el primer paso? Descubrieron que las profundidades del mar, que tanto habían temido unas pocas horas antes, se convirtieron en el medio utilizado por Dios para su total y completa liberación de mano de Faraón y su ejército.
W. Cooper
