Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo: Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.
La forma en que corremos la carrera que tenemos por delante como cristianos es importantísima. Debemos poner atención a nuestro andar y servicio personal. Pero nunca debemos olvidar que, hasta que el Señor tome a los suyos para estar con Él en el arrebatamiento, tarde o temprano tendremos que pasar el «testimonio» que llevamos a alguien más. Con regularidad oímos que el Señor ha llamado a su presencia a un fiel y respetado siervo suyo. Muchos otros, de los que nunca hemos oído hablar, son fieles al Señor en el lugar en donde viven, y otros solamente serán conocidos ante el trono de la gracia como fieles guerreros de la oración. ¿A quiénes le han pasado sus «testimonios» todos ellos?
Si bien la Palabra de Dios no utiliza la expresión «pasar el testimonio», si tiene mucho que decir con respecto a ello. Primero que todo, no podemos designar a nuestros sucesores, aunque los cristianos mayores son responsables de guiar y formar a los más jóvenes en el servicio del Señor. Moisés había tenido a Josué como colaborador durante casi 40 años; sin embargo, cuando Dios le dejó en claro a Moisés que no iba a introducir a Israel en la Tierra Prometida, Moisés no designó a Josué para que tomara su lugar. Él oró, le pidió al Señor que designara a un nuevo líder para Israel para que así el pueblo del Señor no fuese como ovejas sin pastor.
Fue por esto que el Señor le dijo a Moisés que pusiera a Josué delante del pueblo y lo comisionara públicamente como el nuevo líder de Israel, poniendo algo de su dignidad sobre él. Números 27 y Deuteronomio 31 nos muestran a Moisés, durante las semanas previas a su muerte, obedeciendo al Señor de forma constante y tranquila, pasándole el testimonio a Josué como el nuevo líder de Israel.
Eugene P. Vedder, Jr.
