El Señor Está Cerca

Viernes
5
Marzo

He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos … y sólo yo he quedado.

(1 Reyes 19:14)

Orgullo espiritual

¡Pobre Elías! Era un fiel siervo del Señor, pero ahora estaba des­animado y deprimido. Había batallado con los profetas de Baal y obtenido la victoria; permaneciendo del lado de Dios públicamente durante tiempos de gran apostasía, manifestando el poder de Dios. Ahora estaba atemorizado por las amenazas de Jezabel y se des­alentó, ¡incluso le pidió a Dios que le quitara la vida! Su estado espi­ritual es visto en sus palabras: “sólo yo he quedado”.

Lo que le sucedió a Elías, por desgracia, se ha repetido a lo largo de la historia de la Iglesia. De vez en cuando, Dios levantó testigos fieles, los cuales probaron tener un verdadero impacto en la vida y en la dirección de la Iglesia. Pero luego vino el fracaso y el desa­liento, lo que hizo que estas personas mostraran una actitud definida por estas palabras: “sólo yo he quedado”, enfocándose más en su propia fidelidad y en el fracaso de los demás. Cuando un círculo de cristianos, utilizado por el Espíritu de Dios en el pasado, comienza a declinar, tiende a encerrarse en sí mismo y mirar con desconfianza a otros creyentes, los cuales ahora están siendo utilizados por el Espí­ritu de Dios. El Señor tuvo que corregir a Elías por esto, diciendo que había aún siete mil que no habían doblado sus rodillas ante Baal.

El Señor Jesús también tuvo que reprender a sus discípulos por lo mismo, pues ellos habían sido críticos con uno que “no nos sigue” (Mr. 9:38). ¡Esta actitud constantemente amenaza con manifestarse en nosotros! J. N. Darby dijo una vez: «Decir: “él no nos sigue” es un trastorno conductual muy sutil y prevaleciente». Tristemente el ministerio de Elías jamás volvió a ser el mismo de antes, aunque duró diez años más. A partir de ese momento, tuvo que entrenar a Eliseo para que ocupara su lugar (v. 19). Tengamos en cuenta la lección que nos deja la actitud de Elías al decir: “sólo yo he que­dado”. Hay muchos fieles hoy en día que Dios está utilizando pode­rosamente para su gloria y que no caminan con nosotros. ¡Debemos gozarnos por su fidelidad!

Brian Reynolds

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