El Señor Está Cerca

Jueves
4
Marzo

La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía una hoja verde de olivo en el pico. Así entendió Noé que las aguas habían disminuido sobre la tierra.

(Génesis 8:11 RVA-2015)

Algunos sacrificios en Génesis (7)

Toda la tierra estaba cubierta por las aguas del gran diluvio, mientras que Noé y su familia estuvieron a salvo, bajo el cuidado de Dios, dentro del arca por casi un año completo. El Señor se acordó de él, de su fami­lia, y de los animales que estaban con ellos en el arca (Gn. 8:1). Por su parte, Noé observó cuidadosamente todo lo que acontecía, y un día se dio cuenta que el arca había reposado sobre la cima de una montaña. Esto sucedió en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes (v. 4). Más adelante, este día se convirtió en el primer día de la semana después del sacrificio del cordero pascual.

En la Escritura no hay nada que esté por accidente. Esto debe tener un significado: ¿puede haber algún otro terreno sólido sobre el cual reposar que no sea la muerte y resurrección de Cristo? Mucho tiempo después, recién en el décimo mes, “se descubrieron las cimas de los montes”; esto también nos deja una lección: tarda un tiempo el apren­der los tratos de Dios. Si bien todas las criaturas vivientes fuera del arca habían sido sepultadas por el diluvio, las ocho personas y los animales dentro de ella habían sido preservados y alimentados; ¿ya estaban lis­tos para salir? ¡No todavía! Noé primero debía comprobar cuáles eran las condiciones en el exterior; después de 40 días de espera, envío un cuervo, el cual “estuvo yendo y volviendo” hasta que no volvió más. Luego envío una paloma, un ave limpia, pero esta no encontró un lugar de descanso. Después de 7 días más, Noé volvió a enviar la paloma, la cual volvió con una hoja verde de olivo en el pico. Nuevamente, des­pués de 7 días, volvió a enviar a la paloma, pero ya no volvió más. ¡Qué maravillosa figura! El Espíritu Santo no pudo encontrar un lugar de des­canso durante 4000 años de la historia de la humanidad. Entonces, el Señor Jesús vino y el Espíritu Santo se identificó con Él, en su vida y en su muerte, “la hoja verde de olivo”.

Una nueva era comenzó y ahora la paloma, figura del Espíritu, encon­tró descanso fuera del arca, esto es, en los creyentes de hoy en día.

Alfred E. Bouter

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