El Señor Está Cerca

Lunes
22
Febrero

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen … Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: … los muertos en Cristo resucitarán primero.

(1 Tesalonicenses 4:13, 15-16)

Los muertos en Cristo resucitarán primero

Cuando Cristo venga a buscar a su Iglesia, su primera manifesta­ción de poder será el abrir las tumbas de los cuerpos de sus santos. ¿Resalta este pensamiento en tu mente cuando se trata de todos tus amigos y seres queridos que has perdido, a quienes amabas en el Señor? ¿Tu corazón descansa y se consuela en que ahora no solamente están presentes con el Señor, sino en que los muer­tos resucitarán primero? Cuando el Señor, como Vencedor sobre la muerte y el hades, se manifieste a todo su pueblo, los muertos resu­citarán gracias a su poder sin igual. ¡Cuán impotente es el hombre ante la muerte! Pero el Hijo del Hombre vendrá, conociendo a cada uno de los suyos cuyo cuerpo duerme en el polvo, y los llamará, La muerte ha sido conquistada (su aguijón se ha ido), ¿qué sucede entonces con el cuerpo de los creyentes en el polvo de la tierra?

Los muertos resucitarán primero. ¡Solo Dios pudo haber pensado en darnos a conocer esto! Cristo está sentado a la diestra de Dios, es el centro de todos los propósitos divinos, y cuando Dios le diga: «Ahora levántate», pensará: «si me levanto, será para acordarme primero de aquellos de entre los que el Padre me dio que están en mayor debilidad, aquellos que están en la tumba, para que yo pueda sacarlos de allí». ¡Piensa que todo esto ha sido pensado por Dios! ¿Y quién puede hacerlo sino Aquel que conoce todos los propósitos de Dios?

¡A qué posición nos trae esto! Dios nos ha dicho que la venida de Cristo es el siguiente gran paso en los tratos de Dios. ¡Qué gracia el dejar que esa luz brille hoy, haciendo a la Iglesia la confidente de sus propósitos en Cristo! Ya sea ausente o presente, veo que Cristo es mi esperanza y que vive más allá de la tumba. Pregunto: ¿el poder restaurador de la venida del Señor ha tomado posesión de tu corazón?

G. V. Wigram

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