El Señor Está Cerca

Lunes
15
Febrero

Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya.

(Génesis 4:3-5)

Algunos sacrificios en Génesis (5)

Después de su caída, Dios vistió a Adán y Eva con las túnicas de pieles tomadas del sacrificio que Él mismo había traído. El Génesis relata el comienzo de muchas cosas, y en este caso, la necesidad de vestimenta. Sin embargo, cuando el Hijo de Dios vino a esta tie­rra para convertirse en el verdadero Sacrificio, y tomar el lugar de los pecadores en la cruz, ¡Él estuvo desnudo! Era necesario que se ofreciera a sí mismo para vestirnos con las vestiduras de hermosura del Hombre resucitado y exaltado.

Luego de vestirlos, Dios los expulsó del jardín de Edén y bloqueó el acceso al árbol de la vida con querubines y una espada encen­dida que se revolvía por todas partes. Como buenos padres, ellos le debieron haber hablado de esto a sus hijos. Un día, Caín y Abel trajeron un sacrificio al Señor. Aunque Dios maldijo la tierra (Gn. 3:17), Caín pensó que estaba bien traer algo cultivado de ella y pre­sentarlo a Dios, el fruto de su trabajo. Abel, por su lado, trajo de los primogénitos de su rebaño. Él debió haber oído acerca del sacrificio de Dios y cómo sus padres fueron vestidos con túnicas de pieles. Consciente de que Dios solo podía aceptarlo sobre la base del sacri­ficio de una víctima inocente, Abel se acercó a Dios por fe (He. 11:3) y fue un paso más allá que sus padres: él le trajo algo a Dios, de lo más gordo de los primogénitos del rebaño.

La epístola a los Hebreos describe el sacrificio de Abel como “más excelente” que el de Caín, el cual fue preparado a partir de los fru­tos de una tierra maldita, sin relación con la muerte de un substi­tuto. Dios no podía aceptar tal sacrificio. Caín, caracterizado por el esfuerzo propio, se enojó y, consumido por la envidia, asesinó a su hermano Abel, el cual se caracterizó por su fe.

Alfred E. Bouter

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