El Señor Está Cerca

Sábado
9
Enero

Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.

(Marcos 13:35-37)

El Señor Jesús volverá en cualquier momento

En cierta ocasión, llegué al aeropuerto tres horas antes de la salida de mi vuelo (como se me pidió), me registré, hice los trámites de policía y, como el embarque era dentro de dos horas más, fui al patio de comidas a tomar una gaseosa en compañía del hermano que iba a viajar junto conmigo. Mientras conversábamos, escuchamos la lle­gada de un avión, vimos a cierta cantidad de personas ir a la puerta de embarque, y, poco tiempo después, el avión comenzó a despe­gar. Fue en ese momento cuando nos percatamos que se trataba de nuestro vuelo. ¡Sin anuncio alguno, el avión se fue una hora y media antes de lo anunciado! Muchos fuimos dejados atrás.

Esto me hizo recordar la venida del Señor. Sabemos que su venida puede ser en cualquier momento. A diferencia del aeropuerto, no hay ningún tipo de horario publicado para este evento, no hay una fecha establecida o una hora de salida, sino que Él dijo: “Vengo pronto” (Ap. 22:12). Cuando vemos la condición del mundo que nos rodea, la decadencia moral, la oposición al evangelio, la agitación finan­ciera y política; y cuando vemos la cantidad cada vez más grande de desastres naturales a nivel global, y la disminución de la santidad y la consagración dentro del cristianismo, estamos convencidos que no debe faltar mucho para el retorno del Señor.

Por lo tanto, ¿qué estamos haciendo? ¿Estamos ocupados redi­miendo el tiempo? ¿Estamos trabajando para el Señor, o esta­mos durmiendo o distraídos con cosas que no tienen importancia? ¿Cuántos de nosotros estamos corriendo tras el viento?

Necesitamos tener una visión fresca de un mundo perdido. Nece­sitamos una visión fresca de la destrucción final del mundo y sus posesiones. Necesitamos oídos abiertos, como el siervo cuya oreja fue horadada por su amo, y que les dijo a todos: “Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre” (Ex. 21:5).

Albert Blok

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