El Señor Está Cerca

Sábado
2
Enero

La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará.

(Mateo 12:20)

La caña cascada y el pábilo humeante

El profeta Isaías escribió estas palabras bajo la inspiración del Espí­ritu Santo con el fin de describir, proféticamente, ciertas caracterís­ticas del Mesías. Mateo cita estas palabras de Isaías, las cuales hablan de la vida del Señor Jesús, a fin de mostrar el cumplimiento de esta asombrosa profecía. Estas describen el andar y la conducta de Cristo entre su pueblo. ¡Qué maravilloso considerar estas des­cripciones de las glorias morales de Cristo y aplicarlas a nuestras propias circunstancias! Él no iba a quebrar la “caña cascada” ni iba a apagar “el pábilo que humea”. En los evangelios, vemos una y otra vez ejemplos de esto. El Señor buscó y enseño a los desanimados, a los quebrantados y a aquellos que la sociedad religiosa había con­siderado indignos.

Jesús trató con ternura a la “caña cascada”, no la «quebró», sino que la levantó, animó y sostuvo. Pensemos en el débil carácter de sus discípulos y cómo Él los corrigió con paciencia. No los «des­cartó», sino que siempre les apuntó a un día más luminoso, el cual conocerían si permanecían con Él. Entre nosotros hay multitud de “cañas cascadas”: ¡sigamos el ejemplo de gracia de nuestro Señor y sirvámosles!

El Señor tampoco apagó el pábilo que humeaba; puede aún haber una brasa sobre la cual soplar para avivar la llama. Querido lec­tor, permítame compartir algo personal. En mi juventud, cuando comencé a pensar que era un bueno para nada, Dios utilizó gran­demente los pensamientos del hermano G. V. Wigram. Este siervo del Señor escribió: «Cuando Cristo enciende una chispa en un cora­zón, por pequeña que sea, Él hace que esta sea completamente para Dios. Es Él el que da la luz y quien ordena que cada uno de sus rayos refleje algo para Dios». Exactamente este es el ministerio del Señor Jesús. Él ve el corazón y sabe cuando hay una pequeña chispa para Él, y entonces la soplará hasta que se convierta en una gran llama que arda para sí mismo.

Brian Reynolds

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