El gozo
Filipenses 4:9
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Es sorprendente la frecuencia con que se llama a Dios «Dios de paz», mientras que nunca se le llama “Dios de gozo”. El gozo es algo desigual. El gozo da la idea de oír una buena noticia, puede estar mezclada al mismo tiempo con la aflicción. Realmente hay gozo en el cielo para un pecador que se arrepiente, porque eso es una buena noticia en el cielo; pero el gozo no es la naturaleza de Dios, como la paz; es una emoción del corazón. El hombre es una criatura pobre y débil: oye buenas noticias y se goza; oye malas noticias y se entristece. Son los altibajos de una criatura. Pero Dios es el «Dios de paz»; la paz es algo más profundo que el gozo. Mire el mundo y el corazón humano; ¿ve alguna vez paz? Incluso vemos gozo en la naturaleza animal, como en una bestia a la que se le da libertad. También podemos ver una especie de gozo en el mundo, pero no encontraremos paz en él: el corazón del hombre es «como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto» (Is. 57:20). Nos agotamos incesantemente persiguiendo el placer, y a eso le llamamos gozo. El mundo es un mundo agitado y sin reposo; y si está sin reposo buscando lo que necesita, lo está porque no puede encontrar lo que busca. Nunca encontraremos paz en este mundo, a menos que Dios nos la dé.
Cita de J.N. Darby sobre Filipenses 4:9, el libro de la experiencia.