Estar preparado
Autor:
La esperanza personal del regreso del Señor
Tema:El Señor está cerca. La expectativa de su regreso y del momento en que estaremos con él, ¿llena nuestros corazones, o los deja insensibles?
La conducta práctica del creyente da una respuesta precisa a esta pregunta. «Que vuestra amabilidad sea conocida de todos los hombres. ¡El Señor está cerca!» (Fil. 4:5). «Hermanos, no murmuréis unos contra otros, para que no seáis juzgados; he aquí que el juez está a la puerta» (Sant. 5:9).
La mansedumbre, la moderación, la santa contención en el uso de las cosas presentes, la amable consideración hacia los demás, este es el camino para que un santo sea aprobado a la luz del Señor cuando él venga.
¿Están nuestros caminos en sintonía con la espera de su inminente retorno, llevarán la luz de su presencia? ¿Están en armonía con el deseo profundo del corazón expresado en esta oración: «¡Ven, Señor Jesús!»? (Apoc. 22:20).
La vanidad, la mancilla, el afán de lucro, la búsqueda de los honores de este mundo, no pueden dar cabida a tal deseo. El corazón altivo, la ligereza carnal, la pereza espiritual, tampoco pueden desear este día en que vendrá el Señor, porque será para ellos un día de tinieblas y no de luz.
Nuestra conducta debe ser tal que esperemos sin ansiedad estar introducidos en su presencia. Él no viene para poner en orden nuestros corazones, sino para alegrarlos; no para ponernos en el buen camino, sino para hacernos ver que ese camino se termina en la gloria.