El Señor Está Cerca

Miércoles
24
Septiembre

Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.

(Hebreos 12:12-13)

Victoria sobre el desánimo

Levantad las manos caídas. Desánimo en el servicio: Si usted siente que sus esfuerzos no están dando fruto, que el terreno es estéril, ya sea sirviendo al Señor en el extranjero, en casa o en la iglesia local, el desánimo puede ser algo inevitable. Sin embargo, nuestro estímulo debe ser el Señor y su Palabra. Él dijo de su propio trabajo: “Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios” (Is. 49:4). También tenemos las palabras de Pablo a los corintios: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Co. 15:58).

Las rodillas paralizadas. Desánimo en la oración: Quizás ha estado orando por la salvación de un ser querido, por la restauración de una relación rota, o por una situación que está más allá de su capacidad de acción. Al igual que Elías, se ha postrado en tierra, ocultando su rostro entre sus rodillas y ha esperado respuesta, pero no ha visto ningún cambio. Sin embargo, vuelva a intentarlo siete veces más, porque es necesario “orar siempre, y no desmayar” (véase 1 R. 18:42-46; Lc 18:1). Pronto verá una pequeña nube que se transformará en una lluvia de bendiciones.

Haced sendas derechas para vuestros pies. Desánimo en el andar cristiano: Se nos dice que debemos andar “como es digno de la vocación con la que fuisteis llamados” (Ef. 4:1). Sin embargo, puede que un pecado que nos asedia ha obstaculizado nuestro camino, derrotándolos una y otra vez, logrando desanimarnos y darnos por vencidos. Justamente esto es lo que Satanás quiere lograr, pues sabe que nuestra rendición nos vuelve inútiles para Dios. Sin embargo, debemos levantarnos y seguir adelante, porque, aunque el camino parezca desalentador, su culminación será la gloria.

Richard A. Barnett

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