El Señor Está Cerca

Lunes
14
Julio

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

(Romanos 1:7)

Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.

(1 Timoteo 1:2)

Gracia y paz

El apóstol Pablo escribió este hermoso saludo al comienzo de diez cartas dirigidas a diferentes iglesias (Ro. 1:7; 1 Co. 1:3; 2 Co. 1:2; Gá. 1:3; Ef. 1:2; Fil. 1:2; Col. 1:2; 1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:2; Flm. 3). Aunque la carta a Filemón está dirigida a un hermano y su familia, también está dirigida a la iglesia que se reunía en su casa. En todas estas ocasiones, Pablo expresó este deseo para ellos. Cuando se dirigía a sus colaboradores, añadía la palabra “misericordia” (1 Ti. 1:2; 2 Ti. 1:2; Tit. 1:4).

Todos los creyentes hemos sido salvados por gracia, pero también necesitamos que la gracia nos sustente y guarde en nuestro camino. Este es el deseo que el apóstol buscaba transmitir a los creyentes de las iglesias a las que les escribía. Recibimos la paz de Dios cuando somos salvados, pero también necesitamos esa paz cuando nos enfrentamos a situaciones amenazantes y desagradables en nuestra vida diaria. Es reconfortante saber que la gracia y la paz siempre están a nuestra disposición. ¡Oh, que podamos disfrutar diariamente de su abundancia!

Después de enfrentar una tribulación, a la que él llama “un aguijón en mi carne” (2 Co. 12:7), y de tener una experiencia impresionante al ser arrebatado al tercer cielo, Pablo relata cómo le suplicó tres veces al Señor para que su aguijón le fuera quitado. Sin embargo, esto no sucedió. Entonces dice que la respuesta del Señor fue: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Co. 12:9). A medida que seguimos leyendo en ese capítulo, Pablo incluso habla de gloriarse y alegrarse en sus debilidades para que el poder de Cristo descanse sobre él. Es evidente que aceptó esta respuesta del Señor y disfrutó la paz de Dios al hacerlo.

Eugene P. Vedder, Jr.

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