El Señor Está Cerca

Miércoles
25
Junio

Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel!

(Hechos 12:13-15)

Una muchacha llamada Rode

El rey Herodes ejecutó a Jacobo a espada y, al ver que esto complacía a los judíos, decidió encarcelar a Pedro con la intención de matarlo también. Ante esta situación crítica, vemos a la iglesia orando fervientemente hasta altas horas de la noche. “Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él… muchos estaban reunidos orando” (vv. 5, 12).

En ese momento, y sin gran alboroto, un ángel del Señor liberó a Pedro de la prisión, quien estaba encadenado y custodiado por “cuatro grupos de cuatro soldados cada uno” (v. 4). Una vez liberado, Pedro se dirigió a la casa de María, madre de Juan Marcos, donde se habían reunido muchas personas para orar.

Pedro llamó a la puerta y una muchacha llamada Rode atendió a su llamado. Es gratificante ver a niños y jóvenes en las reuniones de oración, especialmente cuando están atentos y son conscientes de lo que ocurre. Al reconocer la voz de Pedro, Rode entró corriendo y anunció a todos que Pedro estaba en la puerta. Sin embargo, de gozo se olvidó de abrir la puerta para dejarlo entrar. Esto interrumpió abruptamente la reunión de oración.

Es triste ver a estos creyentes discutiendo con Rode y diciéndole que estaba loca en lugar de recibir esta buena noticia como la respuesta de Dios a sus oraciones. Nos preguntamos dónde estaban su agradecimiento y fe. Y también nos preguntamos cómo reaccionamos nosotros cuando Dios responde a nuestras oraciones de una forma más maravillosa y rápida de lo que esperábamos. Pedro continuó llamando y finalmente lo dejaron entrar. Todos quedaron asombrados al verlo y él les contó lo que Dios había hecho en respuesta a sus oraciones.

Eugene P. Vedder, Jr.

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