El Señor Está Cerca

Sábado
29
Marzo

Y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros.

(2 Corintios 10:16)

Los lugares más allá de vosotros

Creo que será de gran provecho para muchos de nosotros preguntarnos cuánto de nuestras santas responsabilidades estamos dedicando a los lugares más allá de nosotros. Creo que el cristiano que no cultiva ni manifiesta un espíritu evangelístico, está en una condición verdaderamente deplorable; y la iglesia que no cultiva ni manifiesta un espíritu evangelístico se encuentra en un estado de muerte espiritual. Una de las características más genuinas de crecimiento y prosperidad espiritual, ya sea en un individuo o en una iglesia local, es el sincero deseo de la conversión de las almas. Es difícil creer que la palabra de Cristo mora en abundancia (Col. 3:16) en alguien que no está haciendo ningún esfuerzo para llevar esta misma palabra a los pecadores que lo rodean.

Es muy probable que muchos siervos de Cristo hayan cometido un error al aferrarse solo a una localidad determinada. Terminan cayendo en un trabajo rutinario y, en muchos casos, terminan paralizándose a sí mismos y también a sus oyentes. No me refiero ahora a las actividades de pastor, de anciano o del que enseña, que, naturalmente, deben ejercerse en medio de aquellos que son los sujetos propios de tales obras. Me refiero más particularmente al evangelista. Alguien que nunca debe permitirse permanecer siempre en el mismo lugar. El mundo es su esfera de acción; las regiones más allá, su lema; reunir a los elegidos de Dios, su objetivo; la corriente del Espíritu, su camino a seguir.

Por último, ya sea el lector un evangelista o no, quisiera suplicarle encarecidamente que examine cuánto está tratando de expandir el evangelio de Cristo. No podemos quedarnos de brazos cruzados. ¡El tiempo es corto! ¡La eternidad se aproxima a pasos agigantados! ¡El Señor por demás digno de nuestro empeño! ¡Las almas son demasiado preciosas! ¡El tiempo propicio para trabajar, pues pronto se acabará! Y cuando hayamos hecho todo lo posible en los lugares a nuestro alrededor, llevemos entonces la preciosa semilla a los lugares más allá de nosotros.

C. H. Mackintosh

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