Porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
Estas palabras son del propio Señor Jesús. A diferencia de lo que mucha gente piensa hoy en día, él enseñó que habrá dos resurrecciones: la resurrección de vida y la resurrección de condenación, y que serán para dos grupos de personas completamente diferentes.
La resurrección de vida puede suceder en cualquier momento (véase 1 Ts. 4:13-18 y 1 Co. 15:51-57). Esta resurrección es exclusiva para aquellos que han recibido a Jesús personalmente como su Salvador y Señor. A esto Dios lo llama hacer lo bueno (v. 28). Los dos grupos que participarán en esta resurrección son los creyentes que han muerto en Cristo y los creyentes que estén vivos cuando Cristo regrese. El mundo no presenciará este evento, ya que ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, el mundo notará los efectos, ya que seguramente habrá muchas personas que faltarán cuando los creyentes sean arrebatados de todas sus responsabilidades y actividades para estar con Cristo para siempre.
Esta resurrección es seguida por un período llamado la tribulación, que será el periodo más difícil en la historia de la humanidad. Cuando Cristo regrese visiblemente a la tierra con poder y gloria, la tribulación llegará a su fin. Apocalipsis 20 nos dice que él establecerá su reino, gobernará durante mil años y luego Satanás, que habrá estado atado durante ese tiempo, será liberado. Satanás rápidamente influenciará a multitudes para que se rebelen contra Cristo. Pero Dios enviará fuego desde el cielo para destruir a esta aglomeración de impíos. Entonces tendrá lugar la resurrección de condenación: los que no creyeron en vida serán resucitados y comparecerán ante el gran trono blanco. Se abrirán los libros que registran sus obras. Todo aquel cuyo nombre no esté escrito en el libro de la vida será lanzado al infierno para siempre.
¿De qué resurrección participará usted? ¿Será resucitado para vida o para condenación? Usted tiene que elegir: ¡hágalo sabiamente!
Eugene P. Vedder, Jr.