Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.
Un joven llamado Eutico estaba presente en la reunión aquella noche. Su nombre significa “afortunado” en el griego original. A medida que se desarrolla la historia, vemos que no fue la fortuna sino la misericordia soberana de Dios la que estuvo presente en su vida en esa noche.
Quizás Eutico estuvo trabajando arduamente durante todo el día, ya que el primer día de la semana no era un día festivo en aquellos tiempos, y por eso estaba cansado. Estaba sentado en el tercer piso, donde el calor y el humo de las lámparas contribuyeron a su somnolencia (vv. 8-9). Además de todo esto, se nos dice que Pablo continuó hablando: “Disertaba largamente”. El sueño venció al joven y cayó tres pisos abajo. Pero, sin importar la razón de su somnolencia, podemos aprender algunas lecciones de este incidente, ya que forma parte del relato divino y, por lo tanto, se preserva para nuestro aprendizaje y provecho.
Como cristianos, se nos advierte “que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Ro. 13:11). ¡Este es el único versículo bíblico que es más verdadero cada vez que lo leímos! Eutico se quedó dormido sentado en la ventana, en un área insegura. Una niña pequeña una vez se cayó de la cama en la que estaba durmiendo y con lágrimas en sus ojos dijo: «Mamá, estaba durmiendo en el borde del lugar al que entré, y me caí». Así sucede con algunos cristianos; después de haber sido salvos, no progresan en santidad porque duermen en el borde del lugar al que entraron. Nuestro Señor viene; que seamos hallados, velando por él y creciendo en la gracia.
Brian Reynolds