Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
En la Escritura, Abraham recibe un título que nadie más ha recibido. Se le llama el “amigo de Dios”. En Juan 11, Jesús se refirió a Lázaro como “nuestro amigo” (v. 11), y llama “amigos” a todos los que creen en él y lo obedecen (Jn. 15:13-15). Sin embargo, ¡Abraham es llamado “amigo de Dios” en tres ocasiones! Repasemos brevemente cada una de ellas:
En 2 Crónicas 20:7, su amistad está mencionada por Josafat, quien oró a Dios para obtener la victoria contra sus enemigos.
En Isaías 41:8, su amistad se menciona en relación con la fidelidad de Dios.
En Santiago 2:23, su amistad se menciona en relación con una vida de fe.
Sin embargo, en Génesis 18, vemos expuesta la verdad que el Señor Jesús expresó en Juan 15:13-15.
Como Abraham era amigo de Dios, él no le ocultó lo que iba a hacer. El Salmo 25:14 dice: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”. Jehová es el nombre del pacto, y en Génesis 18 se utiliza unas siete veces. Hace referencia al Dios relacional, el Dios que guarda el pacto y que desea tener una relación estrecha con cada uno de sus hijos.
Observe también lo que Dios dijo en tres cosas acerca de Abraham en Génesis 18:18-20: su futura grandeza, su relación personal con Dios y su obediencia ejemplar. Como Abraham gozaba de una relación estrecha con Dios, como amigo de Dios, ¡él podía comunicarse como lo hace alguien con su amigo! El oído de Dios estaba atento a lo que él tenía para decirle. Y usted, como amigo de Dios, ¿por quién puede interceder hoy?
Tim Hadley, Sr.