El Señor Está Cerca

Viernes
15
Septiembre

A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová.

(Salmo 104:33-34)

Meditar la Palabra y ser felices en el Señor

Al Señor le pareció bien enseñarme la siguiente verdad: el primer y gran asunto al que debo atender cada día es el preocuparme de tener mi alma feliz en el Señor. Si diariamente no estoy feliz en el Señor y no estoy siendo alimentado y fortalecido en mi hombre interior, las cosas que hago para servir al Señor puede que no sean hechas con el espíritu correcto. Por lo tanto, he comenzado por meditar en las Escrituras temprano cada mañana, no por el bien del ministerio público de la Palabra, sino por el bien de mi propia alma. Sin embargo, a menudo descubro que el Señor se complace en utilizar lo que me ha comunicado para ministrárselo a otros creyentes posteriormente. Esto ocurre incluso cuando mi meditación no fue en aras de la predicación de la Palabra, sino para el bien de mi hombre interior.

Ahora bien, a menudo me sorprendo por no haber considerado esto antes. Jamás leí sobre esto en ningún libro. Ninguna predicación me presentó este asunto. Ninguna conversación con otros creyentes me incitó a pensar en esto. Y ahora, sin embargo, desde que Dios me enseñó este tema, para mí es tan claro que lo primero que un hijo de Dios debe hacer diariamente es obtener alimento para su hombre interior.

¿Cuál es el alimento del hombre interior? No es la oración, sino la Palabra de Dios. Tampoco se trata de simplemente leer la Palabra de Dios de manera que solamente pase por nuestras mentes como el agua lo hace por una cañería; se trata más bien de considerar lo que leemos, reflexionar sobre ello, y aplicarlo a nuestros corazones.

¡Qué diferente es el servicio, las decisiones, y las pruebas de la vida, cuando nuestras almas están revitalizadas y felices en el Señor!

George Müller

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