El Señor Está Cerca

Viernes
14
Julio

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

(Juan 14:1-3)

Un lugar en el cielo

¿Le ha ocurrido alguna vez que está leyendo una porción de las Escrituras que conoce bien cuando de repente le sorprende una frase, como si hubiera sido escrita para satisfacer su necesidad actual o alguna pregunta que le surgió en ese mismo momento?

El Señor les dirigió estas palabras a sus discípulos hace unos 2.000 años, pero ellos entendieron poco o nada. Pero cuando el apóstol Juan, inspirado por el Espíritu Santo, escribió estas palabras para que las leyéramos, el Señor Jesús ya estaba en el cielo, sentado a la diestra de la Majestad en las alturas. Ahora nos ve atravesar diversas penas y pruebas, y nos dice: “No se turbe vuestro corazón”. Él conoce y comprende lo que nos preocupa: las circunstancias que no podemos explicar y para las que no hallamos respuestas. Sus palabras llegan entonces a nosotros, fuertes y claras, y responden precisamente a las necesidades que sentimos: “No se turbe vuestro corazón… creed también en mí”. Así dirige nuestros pensamientos hacia arriba, hablándonos de las muchas moradas en la casa de su Padre, y nos dice que ha ido a preparar un lugar para nosotros allí.

Cuando el Señor pronunció estas palabras a sus discípulos, él se dirigía a la cruz para que ellos y nosotros pudiéramos acceder un día a la Casa del Padre. Entonces les aseguró a sus discípulos que volvería. Por eso hoy nos dice que una vez vino a esta tierra para expiar el pecado, y que volverá para recibirnos a sí mismo, para estar con él en la Casa del Padre.

Esta es la primera mención en la Biblia del retorno del Señor para sacar a los creyentes fuera de este mundo y asociarlos con él en la Casa del Padre. Estaremos para siempre en la alegría de esa casa, junto con Cristo y con todos los que él ha redimido. “No se turbe vuestro corazón”.

Jacob Redekop

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