Ambos hicieron pacto delante de Jehová; y David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su casa.
El amor de Jonatán por David fue puesto a prueba. Tanto Job como Pedro enfrentaron pruebas similares en cuanto a su amor por el Señor. La prueba de Jonatán requirió que saliera de su casa para estar con David. Él fue y fortaleció la mano de David en Dios (1 S. 23:16). Le dio mucho ánimo a David, hizo un pacto ante Jehová, pero de nuevo se aferró a su decisión anterior: declaró su plan de estar con David en el futuro, pero por el momento se sentía más cómodo volviendo a su propia casa. Estas cosas, aunque legítimas, constituían una triste elección para Jonatán: implicaba abandonar a David y aceptar a Saúl. Esta conclusión no es para nada severa, ¡pues había 400 hombres con David en la cueva de Adulam (1 S. 22:1-3)! Estos hombres eligieron el sufrimiento con David antes que el lujo de sus hogares en el reino de Saúl, porque estaban apegados sin reservas a David. Este es el lugar para todos los que aman a David, la separación de todo lo que representa el primer hombre y la asociación con el hombre conforme al corazón de Dios.
Demas es el equivalente de Jonatán en el Nuevo Testamento. Él también comenzó bien, tal como lo hizo Jonatán. Caminó con Pablo durante un tiempo, pero su corazón se fue alejando progresivamente hasta que abandonó a Pablo. El amor a este mundo presente superó su amor por todo lo que Pablo representaba: nuestro Señor Jesucristo (2 Ti. 4:10). Las palabras de nuestro Señor Jesús vienen a desafiar el corazón de cada uno de forma individual: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” (Jn. 6:67). Solo el amor del mismo Señor nos mantendrá lo suficientemente cerca de él, lo cual hará que el amor a su Persona crezca en nuestros corazones. Él le pregunta a todos los que profesamos amarlo: “¿Queréis acaso iros también vosotros?”. La fe solo pueda dar una respuesta: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Jn. 6:67-69).
Hadley Hall