El Señor Está Cerca

Viernes
24
Febrero

Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos.

(Salmo 73:16-17)

La prueba de Asaf

El escritor del Salmo 73 fue un hombre llamado Asaf. Fue un cantor levita cuyo trabajo era presidir los servicios corales del templo de Salomón. También fue el autor inspirado de 12 salmos, y la Biblia también nos dice que fue profeta (2 Cr. 29:30; cf. Mt. 13:35).

En una ocasión, Asaf se sintió profundamente preocupado por la prosperidad de los malvados y el sufrimiento de los piadosos. Si hay un Dios de amor, y si controla todas las cosas, ¿cómo puede ser que el justo sufra tanto? Él veía la “prosperidad de los impíos”, quienes “no sufren penalidades como los mortales, ni son azotados como los demás hombres (vv. 3, 5 NBLA). Lograban “con creces los antojos del corazón” (v. 7) y que “sin ser turbados del mundo” aumentaban sus riquezas (v. 12).

Asaf se sentía apesadumbrado por esta aparente injusticia en la forma de obrar de Dios. Pero todo cambió cuando entró en el “santuario de Dios”, porque allí, en la presencia de Dios, sus ojos fueron abiertos: Allí comprendió “el fin de ellos”. Pudo ver que Dios traerá a juicio a los impíos: “En asolamientos los harás caer” (v. 18).

Asaf entonces se entristeció y molestó por haber dudado de la justicia de Dios (vv. 21-22). Esta es una lección saludable para nosotros también. Vivimos en un mundo en el que el mal a menudo parece triunfar y prosperar –todo ante los ojos de un Dios aparentemente silencioso e indiferente. Sin embargo, no confundamos el silencio de Dios con la indiferencia. Él es “paciente” (2 P. 3:9), pero el día del juicio se acerca. Al igual que Asaf, el secreto de estas cosas lo aprenderemos en la presencia de Dios.

Brian Reynolds

Aún duerme este mundo, no siente ni ve,
En sombras de noche dispuesto a quedar;
Más arriba alcemos la antorcha de fe,
El hijo del día firme ha de confiar.

J. G. Deck

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