El Señor Está Cerca

Día del Señor
29
Enero

Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.

(Salmo 22:12)

Los animales mencionados en el Salmo 22

Una de las características más interesantes de este salmo mesiánico es que hace referencia a seis animales. El título o inscripción del salmo es “Ajelet-sahar”, que es un término hebreo que significa: «La cierva de la aurora». La cierva es una de las criaturas más suaves y gráciles de Dios; ágil en sus movimientos, es una imagen adecuada de Aquel que siempre estuvo dispuesto a hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, el hombre lo vio bajo una luz diferente. Despreciado, Cristo pudo decir de sí mismo: “Mas yo soy gusano, y no hombre” (v. 6). Aquí estamos hablando del gusano rojo o cochinilla («tola» en hebreo), del cual se extrae el tinte escarlata cuando se tritura. El

escarlata es el color de la realeza judía (2 S. 1:24).

También leemos acerca de los “fuertes toros de Basán” que rodearon al Mesías en la cruz. Basán era un área muy fértil en el norte de Israel. El ganado de aquella zona era famoso por estar bien alimentado. Los toros de Basán representan a los líderes de Israel, quienes obtuvieron grandes ganancias financieras gracias al sistema religioso que ellos mismos habían establecido. Cristo era una amenaza para su codicia. Como toros, lo hirieron con sus cuernos, diciendo: “A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar”. Se comportaron como un león rugiente, símbolo reconocido del poder perseguidor de Satanás (1 P. 5:8). La “boca del león” (v. 21) es figura del mortal poder de Satanás.

Hay otro animal mencionado en este el salmo: “Perros me han rodeado” (v. 16). Estos perros son figura de los soldados romanos (véase también v. 20). Los perros eran considerados impuros y un símbolo de la maldad de los gentiles (Mt. 15:26). Los gentiles, así como los judíos, participaron en la muerte del bello Ciervo del Alba. Finalmente, Cristo clama por su liberación de “los cuernos de los búfalos”, una vívida descripción de los sufrimientos de la cruz. Su oración fue respondida por su resurrección, trayendo consigo la alabanza (v. 22).

Brian Reynolds

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