El Señor Está Cerca

Viernes
20
Enero

Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.

(Éxodo 14:30)

No hay vuelta atrás

«Salvación» es una palabra muy importante en las Escrituras. Cuando el Señor me salvó, él me libró de las garras del enemigo, y me sacó del reino de su dominio en espíritu y corazón. Ahora soy un hombre libre en resurrección. Cuando Israel levantó la vista y vio a todos sus enemigos muertos, probablemente dijeron: «Ya no hay forma de volver a Egipto. El camino está cerrado». Y usted, amigo cristiano, si imagina que ha hallado un camino de regreso, entonces es un desdichado, pues, en realidad, no ha vuelto atrás, nunca podrá volver a pertenecer a Egipto. Oh, aprenda lo que es estar con Cristo en las soleadas costas de la resurrección.

Se dice del cristiano: “Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Col. 2:10). Es maravilloso que los creyentes veamos que, muy por encima de los ángeles, hay un Hombre sentado a la diestra de Dios y que estamos en él, en aquel que agrada el corazón del Padre. Él está en una esfera de gozo y bendición celestiales, y nosotros estamos completos en él. Solo la fe entra en esa esfera. Cristo murió y resucitó, pero murió y resucitó por nosotros, y ahora ha tomado, como Hombre, este nuevo lugar ante Dios, y ese es nuestro lugar.

¡Oh, con qué libertad respiraron los hijos de Israel aquella mañana!

¡Estaban realmente dispuestos a entonar un cántico! A Dios le encanta escucharnos cantar. Esa mañana vieron a todos sus enemigos aniquilados, y una paz sólida, profunda y rica inundó sus almas. Ahora bien, ¿dónde estaban ellos? En el desierto. ¿Qué tenían allí? Dos cosas: tenían a Dios, y tenían la arena. Ni siquiera tenían pan ni agua. Tuvieron que aprender quién era Dios en ese desierto. Y eso es lo que nosotros tenemos que hacer. Debemos aprender acerca de la gracia, el amor, y la ayuda sustentadora del Señor; al mismo tiempo, debemos aprender lo que hay en nosotros mismos. Ellos comenzaron con Dios, y Dios lo era todo para ellos. Eso es lo que Dios es para nosotros cuando le dejamos ser lo que es.

W. T. P. Wolston

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