El Señor Está Cerca

Jueves
10
Noviembre

Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?

(Juan 6:9)

Cristo alimentando a las multitudes

Nuestro Señor se había apartado a un lugar desértico con los doce discípulos, pero incluso en el desierto fue hallado por las multitudes ansiosas. Él no se molestó por esto. Aunque los hombres mostraron poca consideración por Él, en su gracia perfecta Él estaba preparado para mostrar la mayor consideración hacia ellos.

Sus discípulos querían despedir a las personas, pero Él no quiso dejar ir a los hambrientos. Como prueba de fe, Jesús le preguntó a Felipe donde podían comprar pan. Felipe le respondió que doscientos denarios (lo que un trabajador podía obtener en ocho meses de trabajo) no bastarían para darle a cada uno un poco. Entonces Andrés señaló que había un muchacho allí con cinco panes de cebada y dos pececillos, y luego añadió: «más ¿qué es esto para tantos?» Ninguno de ellos se había dado cuenta que estaban hablando con el Creador del universo. Con total falta de humanidad, ellos habrían preferido despedir a los necesitados; y en su incredulidad, los habrían matado de hambre si se quedaban. Así es el corazón humano, ¡incluso si se trata de verdaderos siervos de Cristo!

El Señor Jesús pronto les mostró que Él era el mismo Dios que había dado el maná (Éx. 16). Él pidió que las multitudes se recosta­ran en la hierba en grupos de cien y cincuenta personas. Ya sea en la creación o en la gracia, sus mandatos son el sello de todas sus obras. Entonces, antes de realizar este milagro asombroso, Él dio gracias públicamente por la comida. ¡Qué maravillosa combinación de dependencia humana y omnipotencia divina en una misma Persona! En sus manos, los cinco panes y los dos pececillos bastaron para cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

En un arrebato de entusiasmo, la gente quería hacerlo rey (v. 15). El Señor rechazó este ofrecimiento. Sin duda que vendrá el momento en el que recibirá el reino, pero lo aceptará de las manos de Dios, no de las manos de los hombres. La cruz del Calvario es el fundamento del reino futuro de gloria y bendición.

W. W. Fereday

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