El Señor Está Cerca

Viernes
30
Septiembre

Sansón descendió a Timnat y vio allí a una mujer de las hijas de los filisteos. Cuando regresó, se lo contó a su padre y a su madre: «Vi en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. Ahora pues, tómenmela por mujer»… Sansón dijo a su padre: «Tómala para mí, porque ella me agrada».

(Jueces 14:1-3 NBLA)

Los jueces de Israel (26) Sansón (B) Complaciendo al yo

Tal como había sido anunciado por el ángel de Jehová, la mujer de Manoa dio a luz un hijo, al cual llamaron Sansón. Como nazareo, él debía ser santo, separado para el Señor (Núm. 6:2, 5, 8). El propósito especial de Dios para Sansón era que él debía comenzar a librar a Israel de mano de los filisteos (Jueces 13:5). Nuestro Señor Jesús «se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre» (Gál. 1:4). ¡Que podamos ser vasos de honra, santificados y útiles para el Maestro, preparados para toda buena obra!

Sin embargo, es lamentable leer que Sansón «descendió». Si bien este término describe un descenso geográfico, también se utiliza frecuentemente en un sentido moral. Aquí vemos que él fue atraído y seducido por su propia concupiscencia y, como deja en claro San­tiago 1:14-15, la concupiscencia da a luz el pecado, y finalmente el pecado consumado engendra la muerte. Dios le había prohibido a su pueblo que se vinculara matrimonialmente con las naciones que los rodeaban.

Sansón tiene muchos seguidores hoy en día. Dejando de lado la clara y expresa voluntad de Dios, él dijo a sus padres que le tomaran esta mujer filistea como esposa, ¡insistiendo en que ella le agradaba! ¡Qué diferencia entre Sansón el nazareo y Aquel de quien leemos: «Porque ni aún Cristo se agradó a sí mismo», y «yo hago siempre lo que le agrada [al Padre]» (Rom. 15:3; Juan 8:29)!

Los hijos deben honrar a sus padres. Es por eso que, incluso humanamente hablando, la actitud de Sansón hacia sus padres estuvo completamente fuera de lugar. ¡Pero Dios utilizaría esta terri­ble voluntad propia para cumplir sus propósitos!

Eugene P. Vedder, Jr.

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