Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo?
La esperanza del cristiano no reside en el cumplimiento de ciertos eventos, sin embargo, el creyente sabio observa y medita acerca de las cosas que suceden a su alrededor. Muchos de los eventos que acontecen en este mundo son precedentes a los juicios apocalípticos. El tiempo de la paciencia de Dios hacia un mundo impío, y que rechazó a Cristo, se acerca rápidamente a su final. Dios entonces preparará la escena para el reino glorioso de Cristo, cuando todos sus enemigos serán puestos por estrado de sus pies.
Ahora bien, lo que debemos preguntarnos es lo siguiente: ¿Estamos discerniendo los tiempos? ¿O solo somos como los hipócritas, expertos y eruditos en todo excepto en entender cuál es la voluntad de Dios para nosotros? Si este mundo pronto va a ser juzgado, y lo sabemos, ¡qué tipo de personas deberíamos ser! Y esto no simplemente en nuestro andar en separación de él, sino como testigos positivos hacia un mundo perdido.
No estaremos aquí por mucho tiempo más. La venida del Señor para sacarnos (a los verdaderos cristianos) de este mundo pronto ocurrirá. Sentimos la necesidad de ser animados y a vivir nuestra verdadera vocación. Si actualmente no estamos viviendo en la expectación de la venida de nuestro Señor, entonces nos hemos vuelto tibios –nuestros afectos están en otra parte. ¡Qué triste si Cristo viene y nos encuentra en ese estado! Por lo tanto, no durmamos como los demás, porque «¡Aquí viene el Esposo; salid a recibirle!» (Mat. 25:6)
Jacob Redekop
En breve nos vendrá a buscar, nos urge el tiempo redimir;
Cuidemos siempre de agradar al que muy pronto ha de venir,
Mirando atentos el albor cual el que espera a su Señor.
J. G. Deck
