Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión.
En los que a mí se acercan me santificaré.
Levítico es el libro de la Biblia que algunas personas se saltan porque lo encuentran incomprensible e irrelevante o inaplicable para nosotros los cristianos. Sin embargo, aunque no habla acerca de nosotros, sin duda alguna fue escrito para nosotros (1 Cor. 10:11). Se le tituló «Levítico» (aunque no es su título en la Biblia hebrea, pero sí en la traducción griega del Antiguo Testamento) a causa de los levitas. Sin embargo, no trata realmente acerca de los levitas, sino más bien acerca del sacerdocio, y por esta razón algunos lo han llamado «El manual del sacerdote» –en realidad, el libro que trata acerca de los levitas es el Libro de Números.
Sorpresivamente, todo el libro de Levítico y los primeros diez capítulos de Números, ¡cubren un periodo de tan solo cincuenta días aproximadamente! Como el resto de los libros del Pentateuco, el Levítico tiene un libro que le corresponde en el Nuevo Testamento, y este es la epístola a los Hebreos. Este maravilloso libro del Antiguo Testamento presenta el fundamento santo y justo sobre el cual el pueblo de Dios puede acercarse a Él como sacerdotes santos.
En Éxodo, Dios le habló a Moisés «desde el monte» (Éx. 19:3), pero en Levítico le habló «desde el tabernáculo» (v. 1). ¿Por qué? Porque el tabernáculo había sido consagrado y la gloria de Dios lo había llenado (Éx. 40:33-34) –Dios se había acercado y el pueblo ahora podía acercarse a Él por intermedio del sacerdocio y los sacrificios. Él ya no estaba en el Monte Sinaí, sino que moraba en medio de su pueblo. Es una ilustración de Dios morando por su Espíritu en la Iglesia.
¡Así que no infravaloremos este libro, pues es la Palabra de Dios para nosotros, sacerdotes santos, que tenemos el privilegio de acercarnos a Él!
Brian Reynolds