El Señor Está Cerca

Día del Señor
7
Agosto

Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es.

(Juan 19:30)

Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.

(Mateo 27:50)

Las siete expresiones de Cristo en la cruz (6)

El Padre envió al Hijo, mientras que el Hijo vino voluntariamente para hacer la voluntad de Dios y consumar su obra. En todo esto, el Espíritu Santo lo sustentó de principio a fin, ya que Él se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, mediante el Espíritu eterno (He. 9:14). Al mismo tiempo, como Hombre, Cristo cumplió cabalmente todas las santas exigencias de Dios: Dios no redujo ninguna exigencia debido a que se trataba de su Hijo amado. Para nuestra comprensión humana, estos son misterios benditos.

Así fue como el Dios santo y justo quedó plenamente satisfecho con la obra que Cristo Jesús consumó –desde su venida a este mundo hasta el final de su obra. Fue entonces cuando Jesús expresó aquella solemne y poderosa palabra griega: Tetelestai –cumplido está, completado, ¡totalmente pagado! ¡Dios aceptó su obra! El velo, que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, se rasgó en dos, justo en el medio, de arriba abajo (Marcos 15:38). Esto enfatiza que el hombre no jugó ningún papel en este hecho, e indica que la entrada a la santa presencia de Dios ahora estaba abierta para Su acceso, un tema que vemos desarrollado en la epístola a los Hebreos. Los derechos de Dios habían sido plenamente satisfechos por la obra y el sacrificio de Cristo: ahora Dios era capaz de dirigirse al hombre y declarar justo al que cree en Jesús (Rom. 3:24-26), e invitarlo a entrar en su presencia, ahora y para siempre.

Esta dulce comunión como hijos con Dios y Dios con nosotros es posible gracias a la obra consumada de Cristo en la cruz, su muerte, sepultura, resurrección, ascensión y exaltación a la diestra de Dios. Desde aquel lugar, Él envió al Espíritu Santo para que podamos, ahora, disfrutar de este libre acceso –¡Gloria a Dios!

Alfred E. Bouter

arrow_upward Arriba