El Señor Está Cerca

Martes
21
Junio

Celebremos la fiesta… con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

(1 Corintios 5:7)

La Pascua y los panes sin levadura

¿Qué necesitamos aprender de las instituciones del Antiguo Testamento? ¿Acaso no practicamos el Nuevo Testamento? ¿Acaso no estamos bajo la gracia? Sí, vivimos en el periodo de la gracia de Dios, el cual comenzó luego de la muerte, resurrección y exaltación de Cristo, y la subsecuente venida del Espíritu Santo (Hec. 2). Aunque esto es cierto, eso no significa que no podamos aprender muchas cosas a partir de las «sombras» del Antiguo Testamento, las cuales son lecciones figurativas que, frecuentemente, ilustran (o contrastan con) principios del Nuevo Testamento que están fundamentados en la obra consumada de Cristo. Es por eso que el Cordero pascual es tan importante, pues habla de Cristo mismo y su sacrificio.

Consideremos el contexto: uno de los temas principales de 1 Corintios es el asunto del mal moral. Y al hablar de esto, Pablo presenta a Cristo como el Cordero pascual. ¿Por qué? Porque la celebración de la pascua nunca debía disociarse de la fiesta de los panes sin levadura. En otras palabras, y aplicando la ilustración del Antiguo Testamento, los cristianos celebran la cena del Señor, y piensan en Él como el gran Sacrificio, pero jamás deben hacerlo sin los panes sin levadura del juicio propio, de sinceridad y de verdad. El hecho de que somos «sin levadura» (en Cristo) implica una responsabilidad, en otras palabras, debemos estar «sin levadura». Pablo nos dice que debemos ser lo que ya somos: ser en la práctica lo que somos posicionalmente en Cristo.

Pablo muestra que este ejercicio no es una materia puramente teórica. ¿Cuáles son las implicaciones prácticas para la asamblea local, para las relaciones fraternales, y para el hogar cristiano y el matrimonio? Esta pregunta es respondida en tres capítulos (1 Cor. 5 - 7), en los que Pablo explica cómo se aplican los pensamientos de Dios, con respecto a Cristo como el Cordero pascual y los panes sin levadura, a estas tres esferas diferentes. Entre más apreciamos la grandeza de Cristo y respetamos la santidad de Dios, mejor preparados estaremos para poner en práctica lo que enseñan estos capítulos.

Alfred E. Bouter

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