El Señor Está Cerca

Martes
8
Febrero

También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tri­bulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

(Romanos 5:3-5)

Tres cosas en las que nos gloriamos (2)

En Romanos 5, hallamos tres razones para gloriarnos o regocijarnos. En el versículo 2 leemos que nuestro futuro está asegurado gracias al Señor Jesús y su obra, y por lo tanto nos gloriamos en la esperanza de estar en la gloria de Dios.

Quizás cuando nos convertimos pensamos que, mientras espe­ramos el retorno del Señor, nuestras vidas estarían exentas de dificultades, preocupaciones o pruebas. Si ese fue el caso, ¡cuán equivocados estábamos! La segunda razón para gloriarnos está en el versículo 3: «nos gloriamos en las tribulaciones», o más bien en el efecto que la tribulación produce en nuestras vidas.

La palabra original para tribulación expresa el pensamiento de algo que ejerce «presión». ¿A quién le gusta estar bajo presión? Sin embargo, así como los hombres utilizan la presión para darle forma útil a un material, nuestro Padre utiliza las presiones que enfrenta­mos en la vida para formarnos a la imagen de su Hijo (Rom. 8:29-29).

Nuestro Padre permite que estas tribulaciones desarrollen en nues­tras vidas tres maravillosas cualidades: la primera es la paciencia. La vida del Señor Jesús expresó plenamente esta cualidad (He. 12:2). ¡Con qué facilidad nos damos por vencidos! Nuestro Padre nos está enseñando cómo ser pacientes. La segunda es la experiencia, o «carácter probado» (LBLA). Cuando atravesamos tiempos de tribula­ciones, aprendemos de la fidelidad de nuestro Padre para proveer a todo lo que necesitamos. Aprendemos que podemos depender de Él. La tercera es la esperanza. Como escribió el salmista: «¿Por qué te abates, oh alma mía?... espera en Dios» (Sal. 42:5). A medida que aprendemos a ser pacientes y acerca de la fidelidad de nuestro Padre, también aprendemos a poner nuestra esperanza en Él para todas las cosas. ¡Y esta esperanza jamás se verá decepcionada!

Kevin Quartell

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