El Señor Está Cerca

Miércoles
18
Agosto

Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él.

(Isaías 30:21)

No hay atajos para disfrutar las bendiciones espirituales

La historia de la travesía de Israel por el desierto nos otorga valiosas lecciones para nuestro andar. Ellos tuvieron el privilegio inestimable de ser guiados por la nube divina. Cuando la nube se detenía, ellos se detenían, y cuando se levantaba del tabernáculo, ellos avanza­ban. ¿No nos pasa a veces que nos movemos cuando la nube se detuvo, y nos detenemos cuando la nube se ha movido? Dios nos ha dado la historia de este pueblo como tipos para nosotros (1 Co. 10:6), para que aprendamos de sus errores.

A menudo oramos pidiendo guía divina, pero, al mismo tiempo, buscamos el camino más fácil, especialmente si el camino por el cual Dios nos conduce no nos agrada. Una página en la historia de Israel bastará para demostrarlo.

Moisés envió mensajeros a Edom pidiendo permiso para pasar por el camino real. El camino real era una ruta mucho más corta y, por lejos, mucho más cómoda, pero no era el camino que Dios quería que siguieran. Moisés le suplicó a Edom en vano, pues su respuesta fue: “No pasarás por mi país; de otra manera, saldré con­tra ti armado” (Nm. 20:18). Tendemos a olvidarnos que el mundo nos aborrece. Jesús nos lo advirtió: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Jn. 15:19).

Dios hizo que Israel se devolviera por el camino del Mar Rojo para rodear la tierra de Edom. El camino del Mar Rojo es el camino de todo hijo de Dios. El Mar Rojo es nuestro punto de referencia, el cual nos recuerda que el mundo ha sido crucificado a nosotros, y nosotros a él. Así como la cruz es el punto de partida en nuestro andar. Además, el camino de la cruz nos conduce al hogar. Así como Israel debía retroceder en sus pasos, nosotros también debemos hacer lo mismo, porque no hay atajos para disfrutar las bendiciones espirituales.

Richard A. Barnett

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