El Señor Está Cerca

Miércoles
11
Agosto

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

(Hebreos 12:2)

La paciencia de Jesús en nuestras tribulaciones

La meditación de hoy fue escrita hace mucho tiempo por un cristiano piadoso, quien sufrió mucha persecución en manos de la iglesia del estado, así como diversas pruebas y aflicciones personales:

«Os ruego, por lo tanto, en las entrañas de Jesús, poned ante vuestros ojos la paciencia de Jesús nuestro Precursor, quien, cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquel que juzga justa­mente. Y puesto que vuestro Señor y Redentor con paciencia recibió muchos golpes sobre su gloriosa espalda, y muchas bofetadas del mundo incrédulo, y que además dice de sí mismo: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos”; sígalo, y piense que no es difícil recibir un golpe con su Señor. Tome parte con Jesús en sus sufrimientos y en la gloria de sus marcas (Gá. 6:17).

Esté del lado de Cristo, y pierda cuidado de lo que la carne pueda hacer. Manténgase presto por su Salvador, aunque sea abofeteado. “Pues de aquí a poco no existirá el malo” (Sal. 37:19). “Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no des­esperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos” (2 Co. 4:8-10). Si usted puede conservar su alma en paciencia, su día se acerca. La manera de vencer es teniendo paciencia, perdonando, y orando por sus enemigos, “pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza” (Ro. 12:20), y vuestro Señor le abrirá la puerta en sus tribulaciones. Espere en Él como el guardia nocturno espera la mañana, no tardará. Suba a su torre de vigilancia, y no descienda, sino que, por la oración, la fe y la esperanza, espere en Él.

S. Rutherford

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