Dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
José se convirtió en el gran administrador de Egipto, gobernando sobre todas las cosas con excepción del trono de Faraón. Los 7 años de abundancia (durante los que José acumuló alimento en los graneros de Egipto) habían pasado. Los años de hambruna para Egipto, y todos los países, incluyendo Canaán, habían comenzado y ya habían pasado 2 años (Gn. 41:57; 45:11). Sin duda que esto es una figura del tiempo sin precedentes de la tribulación que vendrá sobre el mundo entero “para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10).
Sin embargo, el enfoque del Espíritu de Dios no está sobre las naciones que vinieron a pedirle alimento a José, sino sobre los hijos de Israel. Claramente, en estos últimos capítulos de Génesis, el foco de atención está sobre los tratos de José con sus hermanos durante el periodo de siete años de hambre. No volvemos a leer de la esposa de José, la cual está asociada con él en su gobierno, pero escondida detrás de él. El Señor Jesús vendrá primero por la Iglesia, y ella estará asociada con Él en la gloria antes que comience sus tratos públicos con Israel.
Cuando el Señor estuvo en la tierra, Él les dijo a los judíos que su casa sería dejada desierta y que no lo verían más hasta que dijeren: “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mt. 23:38-39). Aquella desolación ha continuado hasta estos días. Pero se acerca el tiempo cuando un remanente de entre ellos confesará el pecado que cometieron al rechazar a su Mesías. Durante el periodo de hambre, los hermanos de José llegaron al punto en que confesaron: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano…por eso ha venido sobre nosotros esta angustia” (Gn. 42:21). Entonces José les dijo: “Acercaos ahora a mí”. Qué maravilloso será cuando aquella obra se consumará en los corazones del pueblo judío, “y luego todo Israel será salvo” (Ro. 11:26).
Brian Reynolds