Inédito Nuevo

La explosión en la mina de carbón


person Autor: Charles STANLEY 9

flag Tema: Railway Tracts


1 - ¿Cómo podemos estar liberados del pecado?

Viajaba en tren por la línea del sur de Yorkshire, de regreso de Lund Hill, poco después de la terrible explosión que se produjo allí, cuando un señor me hizo la siguiente pregunta. Me dijo: “¿Cómo es posible que una persona haga todo lo posible por escapar del pecado y, sin embargo, el pecado siga dominándola, privándola, por supuesto, de toda paz?”.

2 - Las dramáticas consecuencias de la explosión en la mina

La siguiente ilustración puede responder a esta pregunta. Durante mi primera visita a la mina de carbón de Lund Hill, me detuve en varias casas y en todas ellas encontré viudas y huérfanos cuyos padres y maridos habían quedado atrapados en ese pozo en llamas. Una mujer me dijo: “Mi marido y mis dos hijos murieron en la mina”. En otra casa encontré a 4 mujeres: 3 habían perdido a sus maridos y la cuarta había perdido a su hermano.

3 - La predicación del Evangelio a estas personas tan afligidas

Cuando las viudas y los huérfanos se reunieron para escuchar el Evangelio, nunca había visto un espectáculo tan doloroso. En medio de tanta aflicción, había un poder en el nombre de Jesús que no se encuentra en ningún otro lugar.

4 - El testimonio del último minero que pudo ser rescatado

El último de los 17 que fueron rescatados antes del cierre de la mina estaba allí. Le pregunté: “¿Cómo se sentía usted cuando estaba en el fondo del pozo?”. Él respondió: “Oh, señor, no puedo describir mis sentimientos, estaba medio muerto, asfixiándome y sin poder mantenerme en pie”. “Supongamos que hubiera oído a alguien gritar desde arriba del pozo: Tengo buenas noticias: deben hacer todo lo posible por salir”, “¿eso le habría hecho feliz?”. “No, señor, no habría servido de nada. ¿Salir? ¡Ni siquiera tenía fuerzas para mantenerme en pie!”. “Entonces, después de esperar 3 horas y media en ese lugar aterrador, donde corría el riesgo de morir en cualquier momento, ¿qué sintió cuando esos 3 valientes hombres bajaron al fondo del pozo, donde usted se encontraba, para buscar a los desaparecidos, los muertos y los moribundos?”. “Nadie puede decir lo que sentí cuando la jaula subió por última vez y supe que, si no me hubieran metido dentro, nunca habría podido salir; pero me levantaron, me metieron en la jaula y me subieron hasta arriba”.

5 - Una ilustración conmovedora de los 2 evangelios anunciados hoy

Aquí tenemos una ilustración de los 2 evangelios de nuestra época.

El evangelio del hombre es que debe hacer todo lo posible para salir del pozo del pecado en el que se encuentra. Piensa que su condición no es desesperada, que aún puede hacer algo para salvarse.

El Evangelio de Dios es todo lo contrario. La Palabra de Dios muestra claramente que la condición del hombre es tan mala que no puede salir por sí mismo. Así como el gas en el fondo de la mina había aturdido a los hombres y les había quitado sus fuerzas, así también el pecado aturde a todos los hombres y les quita sus fuerzas.

6 - Lo que nos dice el Evangelio de la salvación

Para demostrarlo, leemos en Romanos 5: cuando estábamos «sin fuerzas», «impíos», «pecadores» y «enemigos», Dios no nos dijo que hiciéramos todo lo posible por salir de esa situación. ¡No! Pero al igual que los 3 hombres bajaron a salvar a aquellos pobres condenados y moribundos en la mina, Dios envió a su Hijo amado para salvar a los pecadores perdidos. «Cuando aún estábamos sin fuerzas, a su tiempo murió por los impíos» (vean Romanos 5:1-11). ¡Qué ilustración tan impactante! Si usted hubiera visto esa escena, cuando más de 200 hombres y niños desdichados se encontraban en el fondo de esa mina llena de gas de carbón y condenados a muerte. Se hicieron todos los esfuerzos posibles para salvarlos. Bastaba con oír los sollozos y los gritos de las mujeres y los niños para derretir un corazón de piedra.

7 - Dios dio a su Hijo único para salvar de su miseria al hombre pecador

¡Qué expresión del amor del hombre por su prójimo, cuando estos 3 hombres bajaron arriesgando sus vidas! ¿Y no han leído? Que «Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único para que todo aquel que cree en él, no perezca, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16). Con la certeza de que solo el sacrificio de esa vida preciosa, la de Jesucristo, podía expiar el pecado y salvar el alma.

Es cierto que, si esos pobres hombres no hubieran sido sacados de allí, habrían perecido. Fue terrible, cuando salió el último hombre, ver cómo se destruía el último rayo de esperanza al cerrarse la entrada de la mina en llamas. Dios es soberano: 17 fueron salvados y casi 200 se quedaron y murieron dentro.

8 - Los hombres están destinados a la perdición y solo Jesucristo puede salvar

¡Oh, si reflexionáramos más sobre este hecho solemne! Dios es soberano. El mundo entero está sumido en las tinieblas, el pecado y la muerte. Pocos son los salvados; muchos son los que perecen. Lector, ¿está usted entre los pocos o entre los muchos? No se deje engañar. No piense que no tiene por qué alarmarse, que cuando empiece a sentir que “la mina” está demasiado caliente, podrá salir. No sueñe con salir mediante «las obras de la Ley» (Romanos 3:28) o mediante sus propias obras justas. Está demasiado sumido en el pecado. Si usted conociera su condición, gritaría en este mismo momento: “Señor, sálvame, o pereceré”. Es algo solemne que, si Cristo no le salva, perecerá.

9 - El destino de un hombre que perdió la razón en el fondo de la mina

Había un pobre hombre terriblemente quemado, y cuando lo llevaron a la jaula para subirlo, tomó a esos hombres por sus enemigos y se precipitó hacia los lugares más oscuros de la mina. Lo persiguieron, lo alcanzaron y lo llevaron de vuelta a la jaula; se podría haber pensado que estaba a salvo, pero se precipitó de nuevo hacia los lugares más oscuros y pereció en el pozo.

10 - ¿Qué es un apóstata?

¡Qué lección para comprender lo que es un apóstata! Es un gran dolor ver a una persona que creíamos salvada volver a las tinieblas del pecado y de la muerte. Lector, si ese es su caso, ¡qué perspectiva aterradora le espera en el juicio final! No necesito preguntarle si es usted feliz. El pecado y la felicidad son incompatibles.

11 - Hay que confiar en Jesucristo antes de que sea demasiado tarde

Pero no desespere; si al leer este pequeño documento Dios le muestra su condición totalmente espantosa y perdida, déjeme decirle que, desde hace casi 2.000 años, no hay una sola persona que haya reconocido su necesidad de Cristo y haya puesto su confianza en él y en su obra en la cruz sin ser salvada. Y si reconoce sinceramente su necesidad, que es un pecador alejado de Dios, sin fuerzas para ser mejor, es usted exactamente a quien Cristo busca.

12 - Una salvación completa y segura en Jesucristo

Lo último que quiero destacar, y no por ello menos importante, es que los que fueron salvados de la mina fueron salvados por completo. No fueron sacados a medias y luego invitados a hacer su parte, diciéndoles que su salvación dependía en parte de ellos mismos. A algunos se les dice que deben trabajar por su propia salvación, como si eso significara que Cristo había cumplido la mitad de su salvación y ellos debían cumplir la otra mitad. Esto es un grave error. La salvación que Dios ofrece es completa y perfecta. ¡No! No se nos saca a medias del abismo del pecado, sino que el cristiano da «gracias al Padre… quien nos liberó del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor; en quien tenemos la redención, el perdón de nuestros pecados» (Colosenses 1:12-14). Vuelva a leerlo, ¿quiere usted?

13 - La parte dichosa del creyente con Cristo

El hombre con el que hablé había sido liberado de la trampa de la mina. Lo sabía. No había imaginado salir solo. Si lo hubiera hecho, habría sido una negación pura y simple de la bondad de quienes lo habían sacado. Subieron juntos, el libertador y el liberado. Lo mismo ocurre con el creyente y Cristo.

Dios «nos resucitó con él y nos sentó con él en los lugares celestiales en Cristo Jesús» (Efesios 2:6). Cristo se dio por mí a la muerte por mis pecados (vean Gálatas 2:20); pero Dios nos resucitó juntos, de modo que el creyente es purificado del pecado y liberado de la muerte. Mi hermano en la fe, Cristo está a la derecha de Dios, y ahora usted está en Él. Lea los capítulos 1 y 2 de la Epístola a los Efesios, y los capítulos 5 y 6 de la Epístola a los Romanos, y verá que el creyente está purificado del pecado y salvado de la condenación eterna. Tengamos una fe completa en la salvación completa de Dios, por medio de Jesucristo nuestro Señor.